Sevilla combate unida al coronavirus con solidaridad

Costureras se dedican a confeccionar mascarillas, los hoteles ofrecen sus camas, los bares donan alimentos y los pacientes aislados reciben cartas anónimas

Durante el aplauso convenido a las 8 de la tarde, con los sanitarios en la cabeza y todo aquel trabajador que se enfrenta al virus por mantenerse en puesto, un vecino hace señas con la luz del móvil. En el bloque de enfrente, alejado en un barrio de calles anchas, desde un balcón en el que nunca había reparado, una familia le responde. El padre, la madre y la pequeña, que apenas se aprecian en la distancia, repiten sus movimientos. Incluso ese pequeño gesto, donde unos extraños se comunican para sentirse más cerca, representa la gran cascada de iniciativas solidarias que se ha sobrevenido sobre Sevilla mientras, todos a una, se intenta frenar el contagio por el COVID-19.

Cuando hace una semana se anunció el estado de alarma, se inició una corriente de ofrecimientos para ayudar al más necesitado. A nivel particular, los llamamientos comenzaron en las redes sociales y continúan en aquellas redes que tenemos más cercanas, las propias escaleras del portal del vecinos, con carteles donde los más jóvenes se ofrecen a hacer la compra o incluso a prestar juegos de mesa. A nivel institucional, a todos los niveles Sevilla se vuelca. Las asociaciones, fundaciones y ONG se mantienen al lado de los más vulnerables, e incluso intensifican su labor, dado que familias cuyos ingresos eran mínimos ahora son inexistentes. Las empresas, muchas de ellas obligadas a cerrar, se esfuerzan ahora en contribuir a frenar la pandemia con donaciones de materiales, iniciativas o manos voluntarias. Y los sanitarios, héroes de este tiempo, se aventuran todos a una, voluntarios, en lo que pudieran ser útiles. .

Casi desde el primer día, entidades como el Real Círculo de Labradores y Propietarios o la Fundación Cajasol han puesto a disposición del gobierno andaluz sus instalaciones, espaciosas, para lo que fuera necesario. Desde Cajasol además, ofrecen información a todos los ciudadanos, habilitando nuevas vías de comunicación con profesionales sanitarios, para despejar los canales oficiales. Y también los hoteles sevillanos han abierto sus puertas al SAS, preparados por si el coronavirus agota las camas en los hospitales, como ya ha ocurrido en Madrid.

En la Fundación la Caixa, sus voluntarios han puesto en marcha una iniciativa destinada a hacer la estancia de las personas mayores en residencias más llevadera, ya que no pueden recibir visitas, recogiendo cartas para ellos a través de un correo electrónico y haciéndoselas llegar. Y sus empleados, voluntarios de iniciativas que desarrollaban antes de esta pandemia, se las ingenian para que puedan seguir en marcha. Como Arancha, quien ayudaba a tejer a madres y padres de niños ingresados en la planta de oncología infantil del Hospital Virgen del Rocío, y ahora junto a otras compañeras sigue en contacto a través de Internet.

También el material sanitario es codiciado en estos días. Entidades dispares como el Real Betis Balompié, la Universidad de Sevilla, el Ateneo de Sevilla o la comunidad china han entregado mascarillas y guantes. Incluso comunidades de vecinos fabrican gafas de protección caseras para los que están al pie del cañón. Empresas relacionadas con el mundo textil se ponen manos a la obra para confeccionar mascarillas. Es el caso del taller de Rocío Osorno, que ya prepara más de 10.000, varias empresas de tapicería de Pilas o numerosas costureras a nivel particular. También la hostelería se ha volcado. Ovejas Negras Company ha donado más de 3.000 guantes, y una gran cantidad de establecimientos ha donado sus excedentes de alimentos tras tener que cerrar animados por la Asociación de Hosteleros de Sevilla. Por su parte, los ramos que hubieran lucido los pasos en su procesión o las iglesias en las bodas aportan ahora color en hospitales o en las farmacias, gracias a la donación de las floristerías

Se intensifica la obra social de las hermandades

Pero la mayoría de los ofrecimientos que se han vivido estos días están enfocados a facilitar el aislamiento a personas mayores, población de gran riesgo por el coronavirus y confinados en sus casas. Las hermandades, en ese sentido se  han puesto rápidamente manos a la obra. «Ya que este año la Semana Santa la vamos a vivir de otra manera, por qué no haciéndonos más presentes donde más nos necesitan», indica Gracia Vázquez, diputada de Caridad de la Hermandad de Santa Cruz. Es ésta una de las primeras corporaciones en poner en marcha un programa para reunir a hermanos voluntarios y ponerse en contacto con personas mayores, por si necesitaran artículos de primera necesidad o, simplemente, una charla telefónica para sentirse acompañados y reconfortados.

La Hermandad de la Macarena o la Hermandad del Rocío de Montequinto tienen en marcha programas similares. Asimismo, muchas de ellas mantienen su actividad solidaria en funcionamiento dentro de las posibilidades del estado de alarma, como la bolsa de caridad del Gran Poder o el economato de las hermandades del Casco Antiguo. En el caso de la Hermandad de la Sed, patrones de los enfermos de riñón, sus voluntarios están acercando productos de primera necesidad a esta población de riesgo que tampoco puede salir de casa, y está extendiendo esta ayuda a hermandades de otras localidades en una red solidaria.

Al fin y al cabo, en estos momentos la ayudas se concentran en un círculo lo más cerrado posible, por lo que se intensifica las acciones en las parroquias y los barrios. Es el caso de la parroquia San Juan Pablo II en Montequinto, donde un grupo de jóvenes y adultos se han organizado para colaborar en lo que sea necesario. Las Cáritas parroquiales, así, mantienen su actividad. Algunas procurando bonos para supermercados para las familias que con esta paralización del país han visto sus ingresos, ya antes casi inexistentes, reducidos a cero, y al tratarse de economía sumergida no podrán optar a prestación de ningún tipo.

Y separados unos de otros, confinados en sus casas, la obsesión de los sevillanos es seguir juntos. Hacerles llegar cartas de ánimo a los pacientes aislados por coronavirus, llamar por teléfono a quien saben vulnerable, cantales desde el balcón un feliz cumpleaños al pequeño vecino que no tendrá fiesta en esta ocasión, o salir a las 20.00 a dejar claro que aún con la puerta cerrada la mente está puesta en los hospitales y en esos héroes con bata y mascarilla.

Redes Sociales

Pero estos ofrecimientos nacieron en primera instancia en las redes sociales, el lugar más inmediato. Al poco de que el presidente del Gobierno aconsejara el jueves a todos los españoles no salir de casa si no era necesario, un tuit sobresalió a otros, el del sevillano Daniel Pastor, que se hizo viral rápidamente. Este joven de 25 años se ofrecía voluntario para hacer la compra a personas mayores en la zona del centro. Decenas de seguidores le respaldaron desde diferentes puntos de la ciudad y alrededores. Como Inma Ruda, que también se puso al momento en contacto con sus vecinas, a las que conoce desde que nació. Antonio Jurado, taxista, que se ofrece para trasladar a todo aquel sanitario que lo necesite y tenga dificultades.

A pesar de esta avalancha de solidaridad a nivel particular, la Plataforma de Voluntariado Social de Sevilla lanza un mensaje de prudencia. No está contemplado en el Real Decreto del Gobierno los desplazamientos de voluntario. Y pone en marcha junto con la Junta de Andalucía un formulario para canalizar todas estas ayudas y disponer de ellas si es necesario y si las autoridades lo permiten.

Comentarios