Manuel, el pequeño superhéroe que salvó la vida de otros niños como él
Manuel siempre jugaba con sus superhéroes en su casa y donde fuera. Quién les iba a decir a sus padres que se convertiría en uno. En el cielo sobrevuela un valiente que el mundo entero debería conocer, porque, con sólo cuatro años, ha salvado la vida de otros niños como él. Una proeza posible gracias a la generosidad de sus padres, que en el momento más difícil de sus vidas decidieron decir sí a la donación de órganos. «No lo dudamos en ningún momento por muy doloroso que fuera», recuerda su padre. «No es consuelo para nosotros pero era una forma de que se convirtiera en un superhéroe, él que siempre jugaba con ellos».
Este padre, que no puede dar su nombre ni más detalles por guardar el anonimato donante-receptor, se siente agradecido por todo el cariño recibido por amigos, vecinos y conocidos, ya que la historia ha llegado lejos y le han dedicado palabras llenas de sentimiento desde Joaquín, del que su hijo era un gran admirador, a Caparrós o Pepe el Marismeño.
Quiere devolverle el cariño en especial al hospital donde les arroparon la semana que Manuel permaneció en la UCI, con mal pronóstico. «No hay palabras para agradecer cómo se portaron con mi hijo», cuenta este solidario padre aún emocionado, «luego nos dijeron que una donación multiorgánica de estas características es muy difícil de conseguir y que ha salvado muchas vidas».
Un emotivo cuento
Ahora los padres de Manuel han recibido un nuevo homenaje para su hijo, una carta a modo de pequeño cuento, escrita desde el corazón, con mimo y dulzura con el arranque del «Érase una vez». En él hacen un repaso de su corta vida: «un precioso niño rubio, alegre, al que le gustaba mucho el fútbol, bético como los luchadores». Y repasan cada uno de los pequeños con una grave enfermedad a los que salvó la vida, como aquel al que llegó su corazón: «Veloz como una estrella fugaz, Manuel llegó hasta ese niño y le ofreció el mejor regalo que un ser humano pueda hacer, un corazón valiente latiendo con la mayor de las fuerzas posibles».
«A diferencia de muchos otros, su historia no ha terminado ni terminará. Son muchos los niños y familias que admiran a Manuel por encima de todas las cosas de este mundo, gracias a él pueden seguir viviendo. Su capa sigue surcando los cielos y sus poderes estarán presentes eternamente», concluye la emotiva misiva.
Así, la difusión de la solidaridad de este pequeño y su familia no solo ayuda a los niños que siguen viviendo gracias a la donación de órganos, sino que servirá de ejemplo para concienciar sobre la importancia de este gesto. Como bien apunta la carta, ahora Manuel es eterno.