Alberto Cabanes, de conectar generaciones a salvar vidas

El joven fundador de Adopta un abuelo será ponente este viernes en Sevilla en el Congreso Lo Que De Verdad Importa

Alberto Cabanes conoció a Bernardo yendo a visitar a su abuelo Clemente a la residencia en Ciudad Real. Charlando con él en las diferentes visitas, Bernardo, con 86 años, viudo y sin descendencia, le confesó su mayor deseo: tener un nieto. Fue cuando Alberto, que entonces solo tenía 25 años, se dio de bruces con una realidad aplastante, la soledad de muchas personas mayores. Lo adoptó como abuelo y a raíz de entonces comenzó una lucha por llevar nietos de adopción por residencias de toda España. En 2014 nació Adopta un abuelo. Y en 2017 dejó su trabajo como auditor financiero para dedicarse de pleno a lo que hacía tiempo había dejado de ser sólo un hobby.  Ya han participado 3800 voluntarios y más de 2800 personas mayores han sido atendidas en 54 ciudades.

No fue un camino fácil. Emprender no lo es. Pero a Alberto le caracteriza el tesón, la constancia y el deseo de hacer de este mundo un sitio mejor. Este viernes 23 de octubre contará su historia a los jóvenes en el Congreso virtual Lo Que De Verdad Importa, en el que también participarán Lola Fernández-Ochoa y Alejandro «Tuco».

¿Qué significa para ti poder participar en LQDVI?

Ya solo conocer a los demás ponentes es súper inspirador, con unas grandes historias de superación y optimismo. Se siente uno pequeño. La fundación es maravillosa, es un altavoz de valores. Que se fijaran en mi historia y mi persona me hace estar tremendamente orgulloso. Habrá funcionado participar si tan solo un joven de los que me escuchen decida emprender socialmente como hice yo, que no quiera estar en una empresa tradicional ni tener un sueldo fijo, sino que lo que verdaderamente le apetezca sea generar un impacto positivo a su alrededor.

¿Cuál es el objetivo de Adopta un abuelo?

Tiene dos objetivos. Por un lado, que las personas mayores se sientan acompañadas y queridas, trabajamos por su inclusión social. Por otra parte, el aprendizaje recíproco entre generaciones. Ellos son verdaderos maestros de vida, aunque muchos no hayan podido ir a la universidad.

¿Te podías imaginar en qué se iba a convertir la ONG cuando la fundaste?

Cuando empecé no podía imaginar todo lo que iba a ocurrir. Pero sí es verdad que, por mi naturaleza, siempre he pensado en grande. Empecé yo solo y ahora somos un equipo de 19 asalariados. Y seguimos creciendo, es una pasada. Estoy ilusionado y con ganas de seguir creciendo y apostando por la inclusión de las personas mayores.

¿Siempre tuviste espíritu emprendedor?

Sí, desde pequeño. Había vendido videojuegos en el colegio, organizaba el campeonato de pin pon en el barrio, en la universidad fundé una startup que fue un fracaso... Cuando tienes el emprendimiento en la sangre, tarde o temprano sale a la luz.

¿Cómo ha afectado el Covid-19 a Adopta un abuelo?

A nivel de números, de atención y crecimiento hemos multiplicado por 5 nuestro impacto. Pero tenemos una sensación agridulce. Muchos de los mayores que atendíamos tristemente han fallecido, la gran mayoría vivían en residencia de mayores.

¿Cómo os adaptasteis?

Cuando todo esto comenzó, creamos rápidamente una plataforma tecnológica que unía a jóvenes y mayores a través de un teléfono virtual en la nube. Ahí quedan registradas y grabadas todas las llamadas, tenemos reconocimiento de voz y respecta la LOPD. Por esa parte estamos muy contentos, porque hemos crecido y seguimos con la actividad del acompañamiento telefónico y otras actividades online. Al fin y al cabo, somos emprendedores y una startup, vivimos de la incertidumbre, así que nos ha costado muy poco adaptarnos a la nueva incertidumbre.

Incluso se ha hecho más necesaria vuestra labor

Hemos pasado de conectar generaciones a salvar vidas, como nos decía hace unos días una consultora, esto te enorgullece mucho más. En muchos casos han llegado personas con un sentimiento de soledad muy fuerte, incluso algunos casos de intento de suicidio.

¿Qué es lo qué más te ha llenado de estos años?

Lo que más me emociona son los testimonios. Hemos conectado a miles de personas y te cuentan cómo les está cambiando la vida y la ilusión que sienten. Muchos voluntarios nos dicen que el mejor día de la semana es el que van a visitar a su abuelo. Eso no está pagado, es incalculable el valor que eso genera en mí. De lo que estoy más orgullo es de eso y del equipo . Todavía no me creo el equipazo que tengo, con ganas de impactar y superarse.

¿Qué le inculcarás a los jóvenes en la charla?

Les cuento el proceso de cómo creo Adopta un abuelo. Hablo desde la iniciativa emprendedora, cómo no era capaz de quedarme quieto cuando estaba viendo una injusticia. Sabía que podía mejorar el mundo. También les cuento la realidad. Pueden pensar que soy un triunfador pero no saben el trabajo que hay detrás. Yo vendí el coche, el ipad, la tele, me endeudé con el banco. Estuve durante muchos meses sin casa, entre la de unos amigos y otros. Eso es lo que no se cuenta. Tienes que tener una resiliencia, una visión a largo plazo y creer en ti mismo. Pensar: «esto lo vamos a sacar sí o sí, porque es necesario para la sociedad». Es lo que intento trasmitir.

Para terminar... ¿qué es lo que de verdad importa para ti?

Ser buena persona. Eso es lo único que importa. Voy conociendo un montón de gente con un nivelón tremendo, con puestos profesionales impresionantes rodeados de un equipo de personas brutal. Y al final lo único que te une realmente es si es buena persona o no, si tienes el corazón limpio, si quieres lo mejor para el resto, sin rencores ni egoísmo. Lo fundamental es ser buena persona, el resto va viniendo solo. Es la base de un ser humano, lo demás es crecer. Es fundamental para las startup sociales, donde no te levantas sólo para hacer dinero sino con un fin social muy claro. No solo basta que seas muy bueno técnicamente, tienes que estar alineado con la misión y valores de la compañía, porque si no, no es tu sitio.

 

Comentarios