Utrera da la bienvenida a los niños bielorrusos

La asociación humanitaria «Niño Perdido» gestiona la llegada de 25 niños a Utrera

La llegada del verano ha significado un año más el desembarco en Utrera de un grupo de 25 niños bielorrusos que arriban a la localidad gracias a las gestiones realizadas a lo largo de todo el año por la asociación humanitaria «Niño Perdido». Tras varias horas de vuelo desde el aeropuerto bielorruso de Minks y tras hacer una escala en Alemania, la delegada de Solidaridad del Ayuntamiento de Utrera, Sandra Gómez (IU), ofrecía la bienvenida a la expedición.

En esta ocasión el grupo de niños que ha llegado a Utrera es sensiblemente superior al de años anteriores. Niños que llegan a la localidad procedentes de la zona de exclusión humana declarada tras el desastre nuclear de Chernobyl, situada en la localidad de Prypjat, donde los niveles de contaminación llegan a los 40 curios por metro cuadrado de Cesio-137 (o lo que es lo mismo, 2 billones de desintegraciones nucleares en cada segundo).

Como es habitual, la asociación utrerana ha preparado un programa de actividades para que los niños puedan disfrutar al máximo de su estancia en tierras sevillanas, para que puedan gozar de unas condiciones vitales y de salubridad óptimas.

La concejal utrerana ha querido reconocer «el trabajo y los valores solidarios que esta entidad lleva inculcando durante tantos años en nuestro municipio, realizando una labor altruista tan loable. Recientemente, la Fundación para la Salud Mental en Reino Unido ha recogido en un exhaustivo estudio en el que aseguran que los beneficios de un comportamiento voluntarioso y altruista pasan por la disminución de sentimientos y sensaciones negativas como la ira o la agresividad, ayudando asimismo a reducir los niveles de estrés y a mejorar nuestra integración social, previniendo la soledad y trastornos psicológicos asociados al aislamiento social».

Niños que dejan huella en las familias de acogida y que durante algunas semanas disfrutan de una experiencia inolvidable en tierras utreranas, creándose lazos imposibles de romper.

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