Una visita al dentista para los más vulnerables
Roge de Anca, vecina de Ciudad Jardín, tenía asumido que no podía tomar alimentos demasiado duros. El estado de su dentadura no se lo permitía y le provocaba malestar y dolores de cabeza. «Ir a la consulta de un dentista es un dinero, si necesitas cualquier cosilla te echas a temblar», confiesa. Sus padres no le habían llevado nunca y aunque, para sus tres hijos sí lo tuvo en cuenta, para ella misma estaba descartado. Su economía no se lo permitía. Pero hace unos tres años, yendo a una consulta por su hija pequeña, en Asuntos Sociales le indicaron un recurso para ella: el proyecto de atención bucodental del Hospital San Juan de Dios de Sevilla. .
«Me ha cambiado la vida, tampoco me sentía cómoda de cara al público pero lo que más preocupaba era la salud», confiesa Roge a ABC de Sevilla, siempre sonriendo, un rasgo que nunca había perdido pero que ahora luce con orgullo. Así, esta madre empezó a acudir a las consultas del hospital, donde dentistas voluntarios le atendieron como en cualquier clínica para realizarle el tratamiento integral que necesitaba con empastes, endodoncias y una prótesis movible, aunque totalmente gratuito. «En ningún momento sientes que vienes derivada de Asuntos Sociales, te tratan muy bien, como a una más, estoy muy agradecida», explica.
Hace diez años que la Clínica dental Mateos, de Nervión, llegó a un acuerdo con la Orden de San Juan de Dios y pusieron en marcha juntos este ambicioso proyecto para atender a personas en situación de pobreza o exclusión social. «Nos cedieron dos espacios privilegiados en el hospital, coordinamos a voluntarios y contamos con donaciones de material y un apoyo constante de la industria», explica el doctor Leopoldo Mateos. Las subvenciones también son fundamentales, como el apoyo recibido por la Fundación “la Caixa” donde han seleccionado esta iniciativa en su última convocatoria de ayudas a proyectos sociales.
«El estado de la boca impide en muchas ocasiones una reinserción social», continúa el doctor, «la Seguridad Social realiza una serie de tratamientos y el resto lo hacemos nosotros, no se trata de competir con la administración si no de complementarla». Son tratamientos limitados, Leopoldo se lamenta de que de momento las prótesis sean removibles para poder llegar a más pacientes, pero Roge insiste en que no es consciente de lo que significa para cada uno de los pacientes que pueden acceder de esta forma.
Al año atienden en el Hospital San Juan de Dios de Nervión a unos 500 pacientes. Entre 8 y 10 dentistas prestan su tiempo de manera totalmente altruista, repartidos en cuatro días a la semana. Los doctores Márquez Dávila y Fernández Guerrero no han fallado, junto al doctor Mateos, en toda esta década, atrayendo a su vez a voluntarios más jóvenes y contagiándoles estas ganas de ayudar a los demás. Roge también destaca a otra voluntaria, Conchi, en la coordinación, a la que saluda con cariño y todos los pacientes conocen.
«Se trata de un servicio único en Sevilla, es completamente gratuito y trabajamos durante todo el año», explica Rocío Quijada, responsable del Área Social de San Juan de Dios en Sevilla. Los pacientes vienen derivados de los Servicios Sociales Municipales, centros de Atención Primaria de Salud o de otras instituciones privadas, quienes facilitan un informe social de valoración. Tras comprobar su situación, se cita al usuario para la primera consulta y se estudia el caso atendiendo a criterios socioeconómicos y criterios de salud. Les llegan personas incluso de los Centros de Salud de Lebrija o Las Cabezas. «Además, los voluntarios atienden a usuarios de nuestro comedor social y de Ciudad San Juan de Dios de Alcalá de Guadaíra, donde acuden también a dar talleres y hacer un seguimiento», explica Quijada.
«No solo se trata de colocar una prótesis», explica a su vez el doctor Mateo, «se les inculca la necesidad de la prevención, ya que la boca es la entrada de muchas enfermedades». Y quien sale de aquí no solo presta la debida atención a la salud bucodental sino a toda en general, asistiendo a consultas que antes no creían necesarias. «El objetivo es que puedan comer y masticar, consigan un empleo y recuperen su vida», continúa Leopoldo.
El crecimiento en estos diez años es evidente, y aún siguen buscando poder atender a más pacientes y alcanzar a dar los tratamientos más avanzados. Aunque hay especialmente un nuevo proyecto que les ronda con ilusión, la odontopediatría a pacientes del Centro de Atención Temprana. «Si llevar a un niño a un dentista es complicado, imagínate con una discapacidad o un trastorno como el del espectro autista», explica Rocío.
Roge les anima a seguir ese camino. «Tengo un nieto con discapacidad y sé de esta necesidad, a él le das el cepillo para lavarse los dientes y se come la pasta, es complicado», aporta. Ya tienen voluntarios dispuestos, es cuestión de tiempo y apoyo. No hay quien pare a este equipo dispuesto a que la atención bucodental sea universal.