Un verano truncado para Cristina, José y la pequeña saharaui Tfarah
Los jóvenes Cristina y José han pasado todo un año pensando en Tfarah, una pequeña saharaui de 12 años. Todos los planes para verano giraban en torno a ella. Cuando se mudaron a su nueva casa en Umbrete con piscina solo podían imaginarla disfrutando en el agua. Pero la cuenta atrás para volverla a ver ha tenido que empezar de nuevo. La pandemia por el Covid-19 que azota al mundo ha obligado a interrumpir el programa Vacaciones en Paz, lo que afecta a los 200 niños saharauis que cada año pasan dos meses de verano con familias de acogida en Sevilla, alejados de las altas temperaturas de los campamentos de refugiados. Son un total de 5.000 menores de entre 8 y 12 años los que hubieran llegado a España.
«Enterarnos fue un palo muy grande para los dos», confiesa Cristina a Sevilla Solidaria. A través de la familia de Tfarah saben que la pequeña tampoco recibió bien la noticia, no pudo parar de llorar. Y eso que los tres son nuevos en el programa. Tfarah salió el pasado verano por primera vez de Dajla, uno de los campamentos de refugiados caracterizado por estar rodeados de dunas de arena y que Cristina conoce bien tras haber trabajado allí en cooperación.
«La experiencia el verano pasado superó todas las expectactivas, aunque las primeras semanas fueron más difíciles, es algo que cuentan todas las familias de acogida, porque los niños necesitan una adaptación», explica. La falta del idioma, alejarse de su familia por primera vez y verse en un entorno completamente distinto no es fácil para una niña, y menos para Tfarah. «Es lindísima, súperbuena y también muy tímida». Desde el funcionamiento de una ducha o una cisterna hasta subir una escalera mecánica eran todo un descubrimiento. «Nos fuimos de viaje por el norte y alucinó tanto que se abrió del todo, aprendió español, y vimos que era muy divertida», recuerda. Desde entonces todo cambió.

Un verano de ensueño
La pequeña disfrutó con los primos de Cristina y los sobrinos de José, a los que les reveló muchas de las cosas que vivía en el campamento. Pudo acudir a revisiones médicas y recibir un tratamiento dental. Incluso reunieron a la vuelta de Asturias por sorpresa a la pequeña con una prima que estaba con una familia de acogida en Madrid. «No se nos olvida su cara la primera vez que estuvo en la piscina, en muy poco tiempo aprendió a nadar», cuenta Cristina quien asegura haberse sorprendido de la capacidad de adaptación que tienen los niños. Pasó el verano, y un fuerte cariño nació en esta familia. También llegaron las lágrimas en la despedida y los audios, fotos y vídeos por Whatsapp una vez separados y que se han mantenido durante todo el año.
«Este verano iba a ser especial porque ya nos saltábamos esas primeras semanas de adaptación y ella iba a poder disfrutar desde el primer día», se lamenta Cristina. Sabe que, a pesar de las duras condiciones en las que vive, en una casa de adobe con lo más básico, la pequeña es feliz con su familia y sus amigos en Tinduf, y eso la deja más tranquila. Le han preparado una maleta con ropa, juguetes y comida para hacérsela llegar a través de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Sevilla.

Ayuda humanitaria para el pueblo saharaui desde Sevilla
Desde la entidad, nada más anunciarse la cancelación del programa Vacaciones en Paz, comenzaron a pensar cómo ayudar a estos niños desde la distancia. «Allí se desarrollará un programa alternativo con un campamento de verano en la parte liberada», explica Diana Fernández, coordinadora de Vacaciones en Paz, «asociaciones e instituciones han colaborado económicamente para que pueda ocurrir».
Además, debido a que la frontera continúa cerrada y no pueden enviar material y alimentos con su tradicional Caravana por la Paz, se ha colaborado económicamente para que se pueda adquirir en el terreno todo lo necesario porque ahora lo principal es la ayuda humanitaria. «Por suerte no hay casos de Covid-19 dentro de los campamentos», expresa Diana con alivio, «han estado confinados en sus jaimas y ahora comienzan a salir pero no quiero ni pensar si se hubiera dado el caso porque las condiciones sanitarias no son nada parecido a las que tenemos aquí».
«Tampoco podemos bajar la guardia en Sevilla y debemos mantener el carácter reinvindicativo», continúa. Así, el próximo sábado 11 de julio la Asociación de Amistad con el Pueblo Saharaui de Sevilla organiza una concentración simbólica a las 20.00 en las Setas, como sustituta de la tradicional Marcha por la Paz que cada año se realiza con los niños acogidos.