Un nuevo futuro para los nuevos adultos
Cumplir dieciocho años y alcanzar la mayoría de edad suele ser un deseo ansiado por la mayoría de los adolescentes. El cumpleaños viene acompañado de más responsabilidades y obligaciones, pero también de más derechos y privilegios y, en definitiva, de más libertad. Aunque en la práctica a la mayoría de ellos no les supone un gran cambio, este hito marca la primera frontera entre ser un niño y un adulto. Sin embargo, para algunos jóvenes esta celebración está marcada en el calendario como la fecha en la que finaliza la vida que llevan hasta entonces y empieza un futuro incierto.
Los adolescentes que viven en hogares de acogida tienen que hacer las maletas el mismo día en que se convierten en mayores de edad. La Administración ya no permite que vivan en este tipo de centros y a partir de entonces se tienen que buscar la vida. Algo que en ocasiones no tiene un final feliz.
Con el objetivo de revertir esta situación, la delegación de la asociación Nuevo Futuro en Sevilla ha abierto un piso tutelado para los jóvenes que cumplan dieciocho años para que así puedan continuar viviendo en un ambiente similar al que están acostumbrados y puedan continuar su formación durante tres años más y acaben su preparación. «Un niño de dieciocho años no tiene ni las armas, ni la formación ni la madurez para vivir solo», explica Mónica Gutiérrez, presidenta de la organización. «En la mayoría de los casos, estos jóvenes volvían a la misma realidad de la que le habíamos salvado», coincide Marián González, directora de hogares de acogida de Nuevo Futuro. Sería como tirar por tierra todo lo trabajado hasta entonces.
Nuevo Futuro tiene repartidos en toda España hogares de acogida para niños que han sufrido situaciones de desamparo dentro de su núcleo familiar y se encuentran bajo una medida de protección a cargo de la administración. Sólo en Sevilla, la entidad cuenta con tres hogares en los que también vive un equipo de educadores que se encarga de supervisar el día a día de estos niños, desde el ámbito escolar hasta el social o el emocional. En definitiva, procurar que se cree un ambiente positivo, tranquilo, estable y lo más parecido a una familia.
Para la puesta en marcha del piso tutelado para jóvenes en Sevilla, Nuevo Futuro ha navegado de manera autónoma, sin ayuda de la Administración debido a la falta de recursos. La asociación ha obtenido los fondos a través de las diversas actividades que han puesto en marcha durante el año para recaudar dinero, como su tradicional rastrillo benéfico, así como con la colaboración de Fundación “la Caixa” y otro socio colaborador que prefiere mantenerse en el anonimato.
Tras recaudar los fondos y preparar las instalaciones, la asociación se encuentra ahora en el proceso de comunicar a los jóvenes la posibilidad de instalarse en el piso tras alcanzar la mayoría de edad. «Lo ideal es que los jóvenes que vengan son los que ya han vivido con nosotros en nuestros hogares de acogida, aunque por supuesto también estamos abiertos a ayudar a cualquier otro que lo solicite», señala Mónica Gutiérrez.
Por ahora, el primer adolescente que vivirá en el piso es Dani, que lleva unos años vinculado a Nuevo Futuro y en pocos meses cumplirá dieciocho años. «Nuestra intención con la apertura de este piso es que los jóvenes puedan continuar formándose en aquello que más les interese y así acceder al mercado laboral con más experiencia», explica Mari Ángeles Amador, educadora social responsable del nuevo piso de emancipación.
Ella será la persona encargada de supervisar el día a día de los jóvenes que vivan en el piso. «Nosotros les proveemos de toda la manutención, así como de los gastos asociados a la formación, pero las compras personales corren ya por su cuenta», explica Mari Ángeles. «Nuestro objetivo también es ayudarles a fomentar el ahorro y enseñarles a llevar una casa y que aprendan de gestión económica y doméstica. Tienen que aprender a comprar y manejar un presupuesto», añade.
Las condiciones para vivir en el piso de emancipación también son firmes, aunque flexibles. «Hay que dejarles caer para levantarlos después y tienen que saber que siempre tienen una red de seguridad con nosotros», sostiene Marián González. Además de la educadora, los jóvenes también tienen acceso a una trabajadora social y una psicóloga para sus necesidades. «Los envites en la mayoría de edad son tremendos. Partimos de mucha adversidad para trabajar con estos chavales, porque siguen reproduciendo conductas, y muchas veces esta hojarasca no les permite ver el fondo de nuestro trabajo y aprovechar los recursos que les damos», añade la directora de hogares de acogida de Nuevo Futuro.
En definitiva, el objetivo final en el que trabaja Nuevo Futuro con la puesta en marcha de este proyecto es la proyección de estos jóvenes y acompañarlos no sólo en la minoría de edad sino también estar con ellos en las primeras etapas de su adultez y conseguir que se labren un buen futuro.