Un nuevo espacio desde donde formar a las familias colaboradoras

La ONG Crecer con Futuro de Montequinto inaugura nueva sede gracias al trabajo desinteresado del grupo Ítaca 21

Reformar y adecuar un local en tan sólo un día, a través de donaciones y con la colaboración desinteresada de unas personas concienciadas con la causa. Eso es lo que han conseguido realizar en el seno de la ONG Crecer con Futuro, radicada en el barrio de Montequinto, en Dos Hermanas, gracias al trabajo que han aportado de forma altruista los integrantes del grupo Ítaca 21. La ONG, comprometida con la infancia más desfavorecida, cuenta ya con una nueva sede más amplia que la anterior, en la que van a poder desarrollar las formaciones y actividades que tienen previstas con motivo del nuevo proyecto sobre el que están trabajando desde enero de 2014, basado en buscar y dar a conocer la figura de las familias colaboradoras como apoyo moral y emocional a menores que se encuentran en centros de acogida de Andalucía.

El recién inaugurado nuevo espacio, en la zona de locales comerciales y oficinas de Condequinto, lleva por tanto la firma intrínseca de los miembros de Ítaca 21, un grupo de personas procedentes de un taller de liderazgo que se plantearon hace unos meses prestar su ayuda y mano de obra desinteresada a asociaciones que así lo necesitaran con fines siempre solidarios. «La idea es ofrecer a la sociedad un tipo de apoyo que normalmente no encuentran en las instituciones», explica Francisco Sianes, capitán del grupo.

Así fue como empezó este proyecto de remodelación de un espacio, que mantuvo durante todo un día a integrantes de Ítaca 21, a miembros de Crecer con Futuro y amigos y colaboradores a pleno rendimiento para que todo quedara listo, después de buscar donaciones para amueblar el espacio y poner ellos la mano de obra. «Estas horas de trabajo van a posibilitar que la ONG imparta formación a familias colaboradoras», cuenta Eva Cabrera de Crecer con Futuro.

Familias colaboradoras

Y es que, el nuevo proyecto en el que se encuentra inmersa la ONG quinteña busca captar a familias que ayuden a menores en centros de acogida, compartiendo con ellos fines de semanas o periodos vacacionales, y servir, más allá de una mera oportunidad de ocio, de referente familiar estable para estos menores. «Es abrirle tu casa, tu corazón y tu familia a una persona que lo necesita, es algo que no se puede explicar pero que se devuelve multiplicado», apunta Eva, «le estás dando un apoyo para se sienta con posibilidades y cariño, le das autoestima».

Tras poner en marcha la nueva sede, gracias a la colaboración desinteresada de Ítaca 21, Crecer con Futuro ofrecerá ahora varios cafés informativos para explicar el proyecto a otras tantas personas. Por el momento, ya han conseguido «sensibilizar» a más de 50 interesados en los cafés celebrados y han llegado, al menos, a 800 personas a través de la campaña de difusión «Hazte familia colaboradora», además de haber realizado actividades como un cine-fórum sobre este asunto y eventos de recaudación y difusión. Hasta ahora han conseguido cinco solicitudes para ser familia colaboradora a través de estos cafés informativos, teniendo una de ellas ya una relación directa con el menor. «Mucha gente no sabe que aquí en Sevilla hay casi 400 niños en centros de acogida que no tienen un referente familiar», explican desde Crecer con Futuro.

«Quejío Solidario»

Por lo pronto, este próximo sábado, 27 de septiembre, la oenegé organiza el Tercer Quejío Flamenco, en colaboración con la Bienal de Sevilla, en la Sala Joaquín Turina de la Fundación Cajasol, en la capital hispalense. Las entradas, a un precio de 15 euros, pueden adquirirse en el propio centro social de la calle Laraña, en la web ticketmaster.es o bien a través de los teléfonos 955 690 590 ó 619 079 803 de Crecer con Futuro.

Los fondos recaudados servirán para seguir «sensibilizando y formando» a familias colaboradoras ya que el objetivo es que estas personas puedan estar asesoradas y guiadas por psicólogos y asistentes sociales en todo momento. Crecer con Futuro ya concluyó su proyecto integral en el basural de Encarnación, en Paraguay, donde se ha construido un centro de formación permanente y se declaró la zona libre de trabajo infantil.

«El fin se logró el año pasado y ahora se han traspasado todas las competencias a la contraparte local paraguaya», comenta Eva, que reconoce que «no hay tanta diferencia» con el proyecto actual de las familias colaboradoras «porque a los niños del basural los conocían como los niños invisibles porque no existían para nadie y, casualmente, estos niños que viven en los centros de acogida también los denominan así, invisibles».

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