Un equipo para recorrer el camino
Vero tiene 46 años recién cumplido y acaba de conseguir una de las mayores satisfacciones de su vida: hacer el Camino de Santiago con sus compañeros usuarios de la Asociación Sevillana de Parálisis Cerebral (Aspace Sevilla) y los voluntarios que los acompañaron. Se trata de la tercera edición del proyecto ‘Todos los Ángeles Vuelan’, que inició en 2021 con el objetivo de promover la inclusión, superación y visibilidad de las personas con parálisis cerebral a través de la experiencia única de realizar el Camino de Santiago.
El propósito principal de este proyecto es fomentar la participación social de las personas con parálisis cerebral, combatir estigmas relacionados con su interacción social, promover la autonomía e independencia mediante el ocio y la actividad física, y fortalecer las relaciones interpersonales con voluntarios, familias, cuidadores y otros peregrinos.
En esta edición, el grupo que partió de Sevilla a Santiago de Compostela el 26 de junio estuvo compuesto por siete personas usuarias de Aspace Sevilla, diez voluntarios y tres profesionales de la entidad. Juntos recorrieron los cien kilómetros del Camino Portugués de Costa que separan Vigo de la capital gallega, y que pasaba por las localidades de Redondela, Pontevedra, Caldas de Reis, Padrón y Santiago de Compostela, la meta a la que aspiraban llegar.
Esta no era la primera vez que Vero hacía el Camino de Santiago, pero ha sido la que más ha disfrutado. «Esta vez, cuando llegué a la plaza del Obradoiro me harté de llorar, porque yo no me esperaba haber hecho esto este año», confiesa Vero, que llevaba meses entrenando sin saberlo para alcanzar esta meta. Algo que no hubiera conseguido sin todo el equipo que hay detrás, especialmente los voluntarios, que organizan la logística del proyecto con casi un año de antelación. Una de ellas es Azahara Díaz, trabajadora social de Aspace Sevilla. «Prácticamente cuando llegamos de Santiago, empezamos a preparar la ruta del año siguiente», señala.
El primer escollo por solucionar es la financiación, ya que se hace tanto con fondos propios como con ayuda externa, a través de colaboradores como Dos Hermanas, Meraki hecho con corazón, Hermandad Oración en el Huerto, Carlos Parra, Reciclados Méndez, AMS Electronic Motor, Toldos y Rótulos La Ronda, Aluminios Moraleon y Richard Aluminio y Cristalería.
Una vez conseguida la financiación, los organizadores empezaron a cuadrar la logística. En esta edición del programa, todos se quedaban en un alojamiento en Vigo y contaban con un desplazamiento que los llevaba al punto del camino donde habían terminado el día anterior para empezar la nueva etapa.
A pesar del cansancio, los kilómetros recorridos y el esfuerzo físico, la sensación que dejó esta experiencia a Vero fue el compañerismo y la unión que se formó entre todo el equipo, una emoción que se trasladó al resto de peregrinos que se fueron encontrando a lo largo de cada etapa. «Ellos se convirtieron también en nuestros compañeros y se volcaron con nosotros. Algunos incluso nos ayudaron durante algún tramo empujando las sillas de ruedas», señala Azahara. «Algunas etapas son muy duras, pero en equipo se pudo, se puede y se podrá», añade Vero.
Las motivaciones de Vero para realizar el Camino de Santiago eran tres: «Quería hacer esto por tres motivos: por mis padres, por mí, y por todos los que nos han cuidado, que han sido los que nos han aguantado y nos han ayudado a conseguir este sueño».
La convivencia, confiesan tanto Azahara como Vero, «ha sido magnifica» y se ha convertido en lo mejor de la experiencia. «No nos queríamos despedir, porque han sido veinticuatro horas juntos durante una semana en la que hemos formado una pequeña familia. Ves sus caras de felicidad y no te pesa ni el no haber dormido ni el cansancio», añade Azahara.
Compañeros de camino
Los participantes del proyecto de Aspace Sevilla ‘Todos los Ángeles Vuelan’ contaron con unos compañeros de camino excepcionales. Se trata de la asociación Discamino, una entidad gallega que nació con el objetivo de ayudar a cumplir el sueño de llegar a Santiago a personas con discapacidad. «Nosotros éramos su Camino de Santiago número diez este año, y tenían programado nueve», explica Azahara.
La entidad cuenta con un nutrido grupo de voluntarios y colaboradores que acompañan a organizaciones como Aspace Sevilla para ayudarlos en los obstáculos que puedan surgir durante el camino, como vehículos y avituallamiento de comida para atender a los usuarios durante todas las etapas. Además, Discamino también provee a estas asociaciones de las herramientas que necesiten, como sillas de ruedas adaptadas para montaña, conductores para traslado de los peregrinos o pilotos de triciclos. «Han sido nuestros mejores compañeros de camino», concluye Vero.