Traer recuerdos a quienes los van perdiendo por el Alzheimer

Alzhei Arahal insiste en la importancia de atender pronto a las personas con Alzheimer ante los primeros síntomas

Aspirar el olor de las hierbas aromáticas, como la hierbabuena o el tomillo, despierta con frecuencia recuerdos dormidos. También a ellos, usuarios de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras Demencias de Arahal (Alzhei Arahal), que disfrutan del aire libre con el pequeño huerto que cuidan cada semana. «La mayoría de los que están aquí se han criado en el campo, así que muchas de las sensaciones le recuerdan a la niñez y la juventud», explica Norma Torres, directora y psicóloga de la entidad.

Esto hace que muchos de los que tienen la enfermedad menos avanzada quieren asomarse al patio nada más llegar cada mañana, ilusionados por ver los tomates o los pimientos. «También los colores les estimulan y la actividad al aire libre les motiva mucho y da pie a ejercicios de psicomotricidad y fisioterapia», añade.

Norma asegura que hace dieciocho años, cuando comenzó en la asociación, era imposible poner en marcha este tipo de terapias, «todo eran ejercicios con papel y lápiz». Ahora, en cambio, reciben también cada semana a Indio, un perro labrador con el que se lleva a cabo la terapia asistida, muy bien acogida. La asociación crea un ambiente cariñoso y atractivo para los usuarios a los que atienden de manera muy individualizada. Sole Segura, a pesar de la circunstancia tan complicada que le ha tocado vivir, se siente feliz de ver cómo su marido José Manuel llega de la asociación cada día. «Aunque normalmente no se acuerda, otras veces me habla de los deberes, de cómo juega al dominó, o lo que le gusta ponerse en el ordenador», explica con una sonrisa, «no puede pasar sin su colegio, como nosotros le llamamos»

No fue fácil para Sole dejar aquí a su marido el primer día, hace ya seis años. «Me sentía mala persona, como si lo estuviera abandonando», confiesa, «pero luego descubrí que no es así, si no que hay que buscar ayuda siempre». A su marido le diagnosticaron un tumor cerebral a los 44 años y, tras diferentes operaciones, este le ha provocado una grave demencia que afronta hoy día con 60 años. «Esto es duro, él es como un niño de tres años», cuenta, «pero los talleres han ayudado a que todo vaya más lento». Por eso, cuando su madre comenzó a tener los primeros síntomas de lo que apuntaba a ser Alzheimer supo que había que consultar rápido con un neurólogo, y acudir a terapias para la estimulación cognitiva, por lo que coincidieron varios años suegra y yerno en el centro.

«Los neurólogos están muy concienciados sobre el trabajo de las asociaciones y siempre las recomiendan», explica la directora, «porque no existe un tratamiento para curar la enfermedad, solo terapias para ralentizar su avance». De hecho, la investigación es una de las piezas clave donde este año pone el foco el Día Mundial del Alzheimer, que se celebra cada 21 de septiembre.

También Norma hace hincapié en la necesidad de actuar rápido, en cuanto se aprecien los primeros síntomas. «Se ven despistes de memoria, como no saber donde están las llaves, que se van repitiendo de forma habitual; acumulan objetos que no hacen falta; tienen cambios de humor bruscos; y también se pueden volver más desinhibidos, utilizando por ejemplo palabras malsonantes que no empleaban antes», explica.

Desde Alzhei Arahal cuentan en la actualidad con cuatro profesionales y dos alumnas en prácticas, y atienden a veintiocho enfermos y a sus familiares. El objetivo es ofrecer ejercicios de estimulación cognitiva para frenar lo máximo posible la enfermedad. Cuentan con actividades de lengua, de cálculo, manualidades, musicoterapia, o actividades Montessori , entre otras muchas además de las mencionadas huertoterapia y la terapia asistida con perros.

Todo ello es gracias a las subvenciones públicas así como la colaboración de las empresas privadas, como Fundación «la Caixa» de cuya Convocatoria de Promoción de la Autonomía Personal y Atención al Envejecimiento, a la Discapacidad y a la Enfermedad de 2021 fueron beneficiarios, al igual que otros años anteriores. «Si no fuera por estas ayudas no podríamos estar donde estamos», agradece Norma.

Atención a los familiares

La entidad da también un lugar importante a los familiares con atención individualizada y grupos de ayuda mutua porque para ellos es una situación muy complicada, no lo aceptan o no saben cómo tratar al enfermo que van desde los 58 a los 97 años en Alzhei Arahal. «Y lo cierto es que si el cuidador no está bien, el usuario no lo estará tampoco, por lo que hay que trabajar en evitar consecuencias como la depresión o la ansiedad», aporta la directora. Para Sole ha sido fundamental este tipo de atención. «Hoy soy capaz de contarte esto pero antes no podía ni salir de casa, en la asociación te orientan y te ayudan», confiesa.

Hoy gestionan en la asociación con ilusión la posibilidad de poner un marcha un Centro de Día que supondría un gran avance para la conciliación del cuidador, que debe frenar su vida para dedicarla por completo a sus familiar.

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