Sebastián Ganga y Consuelo González, toda una vida dedicada a los necesitados de Utrera
Desde hace 12 años Sebastián Ganga y Consuelo González son la cara visible de un organismo solidario como Cáritas de Santiago, que ayuda en la localidad a cientos de personas que atraviesan por dificultades. Son un binomio perfecto, dos personas inseparables que proyectan hacia el prójimo el amor y el respeto que se tienen el uno al otro.
Hace algo más de una década Sebastián alcanzó su jubilación, después de una vida dedicada al mundo de la enseñanza. Este utrerano siempre ha destacado por ser una persona muy religiosa, por lo que en ese momento decidió dedicar el resto de su vida a la ayuda a los demás. En esta aventura se embarcó también su esposa, Consuelo González, que desde hace diez años es directora de Cáritas de Santiago.
Cada día es distinto en un organismo de estas características, que en los últimos años ha tenido que redoblar los esfuerzos, debido al fuerte azote de la crisis económica en los hogares de la localidad. Muchas personas que sufren verdaderos dramas acuden a Cáritas para pedir ayuda. «Lógicamente nos afectan mucho algunas de las historias que nos llegan, hay personas que te llegan al corazón, porque ves que muchas veces no tienes medios verdaderos para poder ayudarlas», explica Consuelo. «No sirvo para el contacto directo, porque me afectan muchísimo los problemas que sufren los ciudadanos, por eso siempre me he dedicado más a cuestiones burocráticas y de logística en Cáritas», cuenta Sebastián.
En cuanto a la ayuda que reciben en su labor diaria, Consuelo explica que «Utrera ha demostrado en sobradas ocasiones que es un pueblo solidario, cada vez que hemos necesitado ayuda la hemos pedido y nos la han dado», Sebastián por su parte asegura que «hay gestos preciosos, sobre todo en tiempos de crisis, por parte de colectivos de gente joven, hermandades y empresas, podemos decir que Utrera es solidaria».
En los últimos años la mala situación económica que atraviesa la sociedad, ha provocado que la gran mayoría de las personas que se han acercado a Cáritas de Santiago lo que demandan es atención primaria, ya sea en forma de alimentos o buscando una ayuda económica para afrontar pagos tan fundamentales como el recibo de la luz, del agua, el alquiler o la hipoteca. Desde Cáritas se atienden lógicamente todas estas necesidades más inmediatas, aunque el objetivo es algo más amplio; «no estoy satisfecha si solo damos alimentos, lo mejor es ayudar a las personas para que salgan de la pobreza a medio o largo plazo. Por eso en Cáritas ponemos en marcha talleres formativos, para ofrecerles un futuro a todas estas personas», cuenta Consuelo.
En estas circunstancias, para Sebastián y Consuelo, resulta sumamente complicado conciliar el ámbito familiar con la labor que desempeñan en Cáritas. «Es inevitable que nos llevemos el trabajo a casa, hay muchas personas que nos llaman también a casa para pedirnos ayuda, ya que lo están muy pasando mal», explica Sebastián.