Quico Taronjí: «Se vive una vida mucho más auténtica si articulas todo en torno a tu pasión»

El periodista y presentador estuvo a punto de morir en una travesía en la que se embarcó solo en el Mediterráneo, aquella aventura le hizo replantearse cómo vivir la vida para ser realmente feliz

Lo primero que llama la atención del periodista Quico Taronjí es su amplia sonrisa inmutable. Los espectadores del programa de TVE Aquí la tierra lo comprueban cada domingo. Y aunque es un rasgo que siempre le ha caracterizado, fue un momento concreto de su vida lo que le llevo a replantearse qué era realmente la felicidad. Una aventura en soledad en una pequeña embarcación cruzando el Mediterráneo desde Algeciras hasta Estambul y de la que casi no sobrevive por un naufragio en Túnez fue una experiencia brutal que lo cambió para siempre, comprendiendo que podía articular su vida a torno a lo que más amaba: navegar. De aquel viaje extremo habla en su libro «Aislado» y también lo hará el próximo martes en el Congreso Lo Que De Verdad Importa (LQDVI) en la edición online para Sevilla.

¿Cuándo te subes a un barco por primera vez?

Navego desde los ocho años. Soy capitán de yate y patrón profesional. Mi pasión siempre ha estado en el mar, también en el río, en embalses, sobre cualquier embarcación que flote.

¿Cómo surge la aventura en la que te embarcas en 2013 en el Mediterráneo?

En 2012 llegó el ERE de Telemadrid y nos echaron a todos a la calle. Me vi con muy poco dinero ahorrado, con toda una vida por delante y sin saber qué hacer. Por primera vez barajé la posibilidad de vivir mi vida desde mi pasión que es navegar. Hasta entonces tenía la impresión que me había dejado llevar. Me costaba concentrarme mentalmente, no tenía paz, no encontraba tranquilidad, no estaba bien conmigo. Así que me dije: ¿por qué no darle una vuelta a la vida y vivirla desde el mar? Intenté poner en marcha un proyecto sobre navegación y para tener imágenes decidí recorrer el Mediterráneo solo. Quería llevarme al límite tanto en lo físico como en lo personal. Pensaba que viéndome vulnerable crecería, siendo una persona más madura y más fuerte.

¿Cómo fue aquella aventura?

Era una embarcación con la que te jugabas la vida, como un juguete de playa en alta mar. A los tres meses, entre Cerdeña y Túnez me cogió un temporal terrible con vientos de más de 100 kilómetros por hora y olas de 8 metros, y naufragué. Estuve horas perdido en el mar, a punto de morir. Por la noche llegué a tierra como pude.

¿Qué pensabas entonces?

Pensé mucho en mis padres, en el sufrimiento innecesario que quizás les estaba causando. De hecho, hubo un momento en que me sentí culpable; pero duró poco porque por primera vez en mi vida era honesto conmigo mismo, no podía culparme de lo que padecieran los demás por vivir mi vida de la mejor manera que sentía. Y pensé, por supuesto, en la muerte. Tuve mucho tiempo. Y si me acercaba a la costa de Túnez, arrastrado por las olas y el viento, lo habitual ahí es acabar hecho trizas contra los arrecifes. Pero entre la suerte, la esperanza y los conocimientos de navegación pude llegar a una playa. Me sorprendió sentir tranquilidad. «Si tiene que ser hoy, que sea hoy, por lo menos me pilla haciendo lo que me gusta», pensaba. En ese momento me pareció hasta dulce, nunca en 43 años había estado más en mi sitio.

¿Qué ocurrió luego?

Con todo lo que conseguí grabar, armé un proyecto que luego vendí en TVE que se llamó Capitán Q, funcionó muy bien. Tuvo una crítica estupenda. Me sirvió para darme cuenta de que podía conectar emocionalmente con los proyectos, y vivir una vida mucho más pura y auténtica si articulaba todo en torno a mi pasión.

¿Continuaste navegando?

Sí, a los tres meses salí de nuevo. Pienso continuamente cómo puedo hacer que la navegación forme parte de mi vida. Acabo de sacar un canal de Youtube que se llama H2Q. Me voy a navegar por ahí y de paso aporto valor de dos formas. Llevo al espectador a lugares a los que solo se puede acceder navegando, la mayoría de los mortales no los conocería. Y, por otro, documento la realidad de esos lugares, si tienen plástico, si hay vertidos ilegales... porque creo que hay sensibilizar sobre el medio ambiente desde un punto de vista experiencial.

¿No eres el mismo entonces que se montó en aquella embarcación en 2013?

Mantengo la misma alegría y optimismo, pero estoy muchísimo mejor armado. Todos tenemos en la cabeza una caja de herramientas fabulosa pero hay que saber manejarlas. Cuando sales de una forma descarada de tu zona de confort, donde tienes que crecer obligatoriamente, sales reforzadísimo. Es lo que me pasó.

¿Es lo que contarás en tu charla?

Siempre hablo desde mi experiencia, no soy psicólogo ni doy una lección de vida. Pero hay momentos en el que estás perdido y si te impulsas desde tu pasión, desde la alegría de espíritu a veces tienes recompensas, todo son ganancias. Necesitamos admirarnos a nosotros mismos. No necesitamos hacer nada especialmente grande ni extraordinario, pero sí que lo sea para nosotros. Buscar una inflexión en nuestra vida. No importa lo que piensen los demás. Estamos para construir nuestra propia vida.

¿Qué es lo que de verdad importa?

El amor, el intentar hacer que la vida de los demás mejore. Si salgo de casa y me cruzo con un vecino, intento que los 30 segundos que estamos juntos le haga ganar algo. Proyectar en positivo. Con eso es suficiente. Aportar amor a la gente.

Congreso Lo que de verdad importa

La Fundación Lo Que De Verdad Importa  será nuevamente testigo de cercanas y conmovedoras historias en sus tradicionales congresos. En Sevilla la edición vuelve a ser online el próximo 19 de octubre y se podrá seguir de forma gratuita. Junto a Quico Taronjí, contarán también su experiencia el deportista Álvaro Trigo; y el creador de la ONG Ayúdame3D, Guillermo Martínez.

 

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