«¿Qué ocurrirá con mi hijo cuando nosotros faltemos?»
«¿Qué ocurrirá con mi hijo cuando nosotros faltemos?» Es una inquietud frecuente en padres con un hijo con discapacidad intelectual que necesite una tutela y con ella acuden frecuentemente a la Fundación Tutelar TAU para resolverla. Esta fundación sevillana es una de las más importantes de Andalucía y tutela actualmente a 247 personas en la comunidad que no pueden contar con un apoyo familiar, de ellas 204 tienen su residencia en la provincia de Sevilla y la capital.
En la fundación ofrecen el asesoramiento de un abogado y trabajador social a cualquier pregunta de los familiares, ya sea sobre la capacidad jurídica y posterior tutela, hasta herencias, pensiones o dependencias, entre otras.
Fray Rafael Pozo, fundador de la Asociación Paz y Bien, puso en marcha en 1994 esta fundación con el objetivo de profundizar en una mayor cobertura legal de individuos en situación de vulnerabilidad. «La idea era configurar una fundación orientada específicamente al ejercicio de las tutelas que se determinaran, no sólo en el ámbito de la Asociación Paz y Bien, sino del colectivo en general de personas con discapacidad intelectual que presentaran esta necesidad», indica Rafael Pozo a Sevilla Solidaria.
«Nuestra experiencia hasta el año 1994 era que, al no existir una institución específica para su ejercicio, las tutelas solían recaer en las diferentes direcciones de los servicios residenciales con los que contaba en ese momento Paz y Bien, entendiendo nuestra Junta Directiva que, con esa confluencia de responsabilidades en una misma persona, las acciones implementadas carecían de una necesaria perspectiva crítica», explica Rafael. El resultado para solventar este contratiempo fue la Fundación TAU.
En definitiva, el objetivo principal de esta institución es proteger los derechos de las personas con discapacidad intelectual. Una actividad poco conocida por la sociedad pero necesaria para que cualquier persona puede tener una vida digna y con pleno derecho.
Casos individualizados
La fundación estudia individualmente cada caso que recibe para ofrecer respuestas ajustadas. Bajo la tutela de esta entidad, cada persona recibe un seguimiento constante. El grupo de educadores del departamento social realiza encuentros con cada uno para desarrollar el Plan Individual de Apoyo Tutelar que se haya diseñado. Un seguimiento que se sigue tanto en residencias como en tutelados que residan en sus propios domicilios.
«Con la importante labor que llevamos a cabo en personas tuteladas en sus domicilios, se consigue retrasar e incluso paralizar internamientos en centros que, de otra manera, hubiese sido imposible ante las dificultades que surgen con la prestación de apoyos en colectivos con necesidades específicas», indica Rafael, constatando que motivar la autonomía de las personas con discapacidad es uno de los motivos del funcionamiento de TAU.
Búsqueda de voluntarios
Y, como ocurre con la mayoría de las instituciones sociales, el movimiento del voluntariado es fundamental. Principalmente a la hora de aportar a las personas tuteladas el afecto que necesitan, mediante visitas al domicilio, salidas de ocio o acompañamientos en hospitales, entre otros. En la segunda quincena de septiembre los interesados en prestar su tiempo a esta causa tienen la oportunidad de participar en un primer curso de formación específico. Solo tienen que enviar su petición a través del contacto de la web de la fundación.