El Proyecto Uganda, una cadena de solidaridad que transforma vidas desde Sevilla hasta África

Este 2025, el reto es aún mayor debido a que el proyecto llegará por primera vez a Luweero

En Sevilla un grupo de jóvenes estudiantes y madres voluntarias han conseguido traspasar fronteras con un objetivo claro que es el de llevar educación, recursos y esperanza a las comunidades más vulnerables de Uganda. Se trata del Proyecto Uganda, una iniciativa solidaria nacida en 2019 en el Colegio de Fomento Entreolivos, que en apenas seis años ha logrado movilizar a cientos de familias sevillanas en favor de miles de personas en África. La implicación es familiar, constante y profundamente comprometida durante todo el año, padres, madres e hijas colaboran en campañas, recogen material escolar, ropa y alimentos, y organizan acciones para recaudar fondos. Finalmente, cada verano, son las alumnas que culminan su etapa escolar (acompañadas por algunas madres) quienes viajan hasta Uganda para vivir de cerca esta experiencia transformadora.

El proyecto, que se desarrolla en colaboración con la Fundación Kyoga (Uganda) y la Fundación Prodean (Sevilla), no se limita a llevar ayuda material. También promueve valores fundamentales como la empatía, la entrega, el trabajo en equipo y el valor del esfuerzo. Las voluntarias trabajan cada día durante más de diez horas en orfanatos, colegios y comunidades locales, impartiendo talleres de higiene y valores, entregando material escolar, mejorando infraestructuras y visitando familias. En 2024, se beneficiaron directamente más de 4.500 personas en distintas regiones como Entebbe, Kampala y Tororo. Y para 2025, el reto es aún mayor debido a que el proyecto llegará por primera vez a Luweero, donde además de continuar con la labor educativa y asistencial, colaborarán con el seminario menor de la diócesis local, tal como ha solicitado su obispo.

“Una gota de agua en un lago genera círculos concéntricos que llegan muy lejos”, dice el lema de la Fundación Kyoga, y eso es precisamente lo que hace el Proyecto Uganda: sembrar pequeñas acciones que generan un impacto duradero tanto en quienes reciben la ayuda como en quienes la entregan. A lo largo de estos años, se han instalado cisternas de agua, amueblado aulas, distribuido más de 350 packs de alimentos anuales a familias, formado a decenas de mujeres para alcanzar su independencia económica y entregado miles de cuadernos, lápices y productos básicos. Pero quizá lo más valioso que se lleva cada voluntaria es la lección vital que deja la sonrisa de un niño, el agradecimiento de una madre o la fuerza de una comunidad que sigue luchando.

Un 2025 que necesita más manos, más recursos y más corazones solidarios

Para poder atender a más de 6.000 ugandeses, la organización lanza una nueva petición de colaboración para este 2025 en la que se resalta que se necesitan donativos económicos (para alimentos y mejoras en colegios), material escolar (lápices, cuadernos, mochilas), productos de higiene, ropa, calzado deportivo y hasta tablets o portátiles de segunda mano. Todo suma. Con solo 15 euros se puede alimentar a una familia durante días. Con 600 euros, se transforma por completo una clase en un colegio rural. Cada contribución, por pequeña que parezca, tiene un destino y un propósito claro.

El Proyecto Uganda es mucho más que un viaje solidario. Es una escuela de vida. Es una oportunidad para construir un mundo más justo, humano y empático. Y sobre todo, es una invitación abierta a quien quiera sumarse a esta misión. Desde Sevilla hasta África, con la mochila cargada de ilusión, compromiso y amor. Porque cuando se une la educación con la solidaridad, el resultado siempre es esperanza.

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