«Nuestro pan de cada día», en el comedor de Bellavista

Doscientos vecinos de Bellavista comen cada día gracias a la hermandad del Dulce Nombre, a más de 50 voluntarios y a las donaciones del Banco de Alimentos y el colegio Entreolivos

La esperanza existe un lugar, al final de Sevilla. Esperanza en seguir adelante, en recoger la toalla tirada, en curar algunas heridas del corazón. El amor abrasa por donde pasa, y en el comedor de la hermandad del Dulce Nombre de Bellavista sacia estómagos vacíos. Y tal vez almas hambrientas. Más de 50 voluntarios organizados en turnos arden en Caridad desde la una y cuarto de la tarde en el número 28 de la calle Manuel Gonzalo Mateu, el mítico salón de celebraciones Baldomero.

Juan Riego es uno de ellos: “Yo apunto y atiendo a las personas que vienen a comer aquí, mando a la cocina las órdenes y llevo el control de las compras”. Juan forma parte de la junta de gobierno que preside Alfonso Lozano, alma mater, entre otros, de un proyecto que cumple ahora año y medio, justo el tiempo que tardó en hacerse realidad: “El proceso para poner en marcha el comedor fue arduo. La Diputación de Caridad trabajó duro en ese tiempo y éste es el resultado. En los últimos meses hemos duplicado el número de comensales, alcanzando una capacidad de 200 personas”.

De ellas, la friolera de 120 son niños. Los cocineros preparan menús que sus padres se llevan para que esas familias coman juntos en casa: “No es agradable que los niños venga aquí y vean los problemas que hay”, cuenta una madre en paro que se acerca a recoger sus picnics, “tengo una hija con siete años y otros con dos. Por mucho que busco trabajo no encuentro nada, no hay”. Otro usuario del comedor dice que también está parado y no tiene nada para comer. “Yo soy auxiliar de enfermería y no encuentro trabajo, ni a través del INEM ni en ambulatorios. Menos mal que está el comedor que nos permite seguir adelante”.

La mayoría de los alimentos proceden del Banco de Alimentos, que acaba de celebrar su gran recogida anual. El pan, en cambio, lo dona el colegio Entreolivos. También colaboran otras entidades, por ejemplo, a surtir de desayunos a los niños cuyos profesores detectaron que iban a clase sin comer nada. Una de ellas es la tertulia El Pregón Íntimo, que se ocupa de que los niños tengan el regalo que les pidan a sus padres el día de su cumpleaños. Otra hermosa iniciativa tuvo lugar en mayo, cuando más de 30 pequeños recibieron su Primera Comunión: a diferencia del resto, cuatro familias no podían afrontar el coste de una celebración digna, por lo que la hermandad organizó una fiesta para ellos en el comedor, de modo que ningún chico se quedara sin festejar un día tan importante.

Luisa, Valme, Diego Manuel, Lina, Rafael, Luis…  son sólo algunos de los nombres de los ángeles que preparan ensaladas, guisos y todo tipo de platos calientes, con todo el cariño del mundo, para que nadie sea cautivo del hambre. Para que nadie pierda nunca la esperanza. Para que nadie en Bellavista se quede sin el pan nuestro de cada día.

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