Las monjas del Convento de San Leandro y su afición al baloncesto
A pesar de que la sociedad no suele vincular a las religiosas con el deporte, las monjas de clausura del Convento de San Leandro son muy aficionadas al baloncesto. Jugaban en el patio con un balón pinchado y una canasta rota. Hasta ahora. Puesto que el Ayuntamiento de Sevilla y la Federación Española de Baloncesto (FEB) les ha donando nuevo equipamiento para que puedan practicarlo debidamente.
En un acto emotivo el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, acudió la pasada semana al convento con el presidente de la FEB, José Luis Sáez, así como con grandes ex jugadores y jugadores de baloncesto como Fernando Romay, Jorge Garbajosa y la sevillana Isa Sánchez. Ellos compartieron un rato de canastas con las monjas, muchas de origen keniano y tanzano, tras entregarles 20 balones y una nueva canasta.
«Está claro que este es el mejor ejemplo posible de lo que hay que hacer para promocionar el deporte en todos los ámbitos y edades, incluso en un convento de clausura», explicó el alcalde. Juan Ignacio Zoido conoció hace unos meses la afición de esta congregación y les comentó que «con motivo de la Copa del Mundo de Baloncesto seguro que a través de la Federación Española podríamos hacer algo para que puedan seguir jugando».
Y así fue. «Nos pareció algo fantástico y nos pusimos manos a la obra desde la FEB para poder traer una canasta digna y unos balones», indicó el presidente de la federación, «ver la ilusión que le ha hecho a las hermanas para nosotros es uno de los momentos especiales de la Copa del Mundo, que se vive ya en uno de los rincones más humildes de Sevilla hasta en los pabellones por los que los mejores jugadores profesionales del mundo competirán por el título».
La hermana superiora se siente agradecida «Llevamos una vida muy sedentaria, nuestro trabajo normalmente es sentado, y un poco de ejercicio es muy positivo. Además, muchas vienen de África y allí estaban acostumbradas a moverse mucho. Nos conviene estar en forma. Desde que llegaron les puse la canasta, hace 14 años. La canasta que teníamos estaba ya muy deteriorada y las quité en cuanto el alcalde nos dijo que nos traerían una nueva».