Juan Luis Muñoz Escassi tuvo oportunidad de conocer a los usuarios del Centro Santa Ángela de la Cruz antes de que estallara la pandemia

La última prueba del Reto Pichón 2020: subir cinco veces los escalones de Torre Sevilla por los chicos sordociegos

Tanto el Reto Pichón como Apascide comparten la misma premisa: no ponerse barreras

El optimismo de Juan Luis Muñoz Escassi es contagioso. Tiene el poder de transmitir lo que le apasiona con una energía que se le desborda en cada palabra. Y este año su mundo ha girado en torno a los chicos sordociegos del Centro Santa Ángela de la Cruz de Apascide en Salteras. Ellos son la razón de ser del Reto Pichón 2020, una iniciativa que Escassi realiza desde 2011 para recaudar fondos para una causa solidaria diferente cada año a través de la consecución de difíciles pruebas deportivas.

Éste ha sido un año realmente especial. Siempre que se acerca a una entidad para hacerles partícipe de su Reto Pichón, Juan Luis les advierte de que una lesión o cualquier otro contratiempo puede variar completamente los planes. Pero enfrentarse a una pandemia fue algo completamente inesperado. Aún así, se ha adaptado. Su objetivo era ayudar a las personas sordociegas y ya lleva más de 33.000 euros recaudados para ellos.

El Reto Pichón se adapta a 2020

«Iba a recorrer 250 kilómetros por el desierto del Sahara con la deportista con discapacidad Raquel Domínguez, y finalmente cruzamos juntos el Guadalquivir más de 5 kilómetros», explica. También tenía previsto completar siete maratones en siete días por el Camino de Santiago. En cambio, corrió por Sevilla 42 kilómetros al día durante una semana y pidió a quien deseara apoyarle que lo hiciera con él. El resultado fue abrumador: 1.500 kilómetros recorridos por 150 corredores por países tan dispares como Japón, Estados Unidos, Irlanda, Inglaterra, Venezuela o México. Y 12.000euros recaudados.

De izquierda a derecha, José Luis Roca, director del Hotel Eurostars Torre Sevilla 5*; Juan Carlos Gómez Galiano, gerente de Puerto Triana; Juan Luis Muñoz Escassi, organizador del Reto Pichón; y Larissa Rodríguez, gerente del Centro Comercial TORRE SEVILLA

Este domingo se enfrenta a su último reto: subir cinco veces Torre Sevilla, con 39 pisos y 7.800 escalones. «Puedes estar en forma, pero subir escalones es otra historia, un ejercicio de cardio brutal», asegura Juan Luis. El Centro Comercial donará 10 céntimos por cada escalón y quien lo desee puede colaborar directamente con Apascide tal como detallan en la web del Reto Pichón. Y aunque algunos lo tachan de «locura», él asegura que es efectivo. «He comprobado que cuando corres siete maratones, la gente dona, y si subo escalones, la gente dona, por eso lo hago», explica. Así que, con 48 años, el deporte seguirá ligado a Escassi en su afán por la solidaridad.

Además, cada una de las causas que ha abrazado -como la parálisis cerebral, la ELA o las mujeres con discapacidad de La India-, tenían en común que no eran del todo conocidas. El Reto Pichón es una manera de difundir esta realidad y sus necesidades. Juan Luis, que más allá del deporte es director gerente de la Asociaciones y Fundaciones Andaluzas (AFA, se involucra tanto que cada una de sus objetivos que las personas que conoce cada año y sus circunstancias les acompaña siempre.

Un año difícil para Apascide

«En Apascide me dijeron que no estaban allí para dar de comer y acostar a los chicos, que trabajaban para que fueran felices, para que se desarrollaran plenamente con el mismo derecho que cualquier otra persona», indica Escassi. «Cuando supe que Luis, unos de los chicos con sordoceguera, llora de emoción cuando tiene la oportunidad de montar en bicicleta, no puedes más que emocionarte tú también», asegura. Y ha llorado, confiesa, escuchando la difícil estampa de padres, que con una situación económica complicada, querían darle los mejor a sus hijos. Ha admirado, también, la implicación de los trabajadores de Apascide en un año marcado por el aislamiento.

La donación del Reto Pichón es de gran importancia para Apascide, que depende de al menos 400.000 euros anuales en donativos. Y muchas empresas se han visto obligadas precisamente este año a recortar sus ayudas. «El Centro Santa Ángela de la Cruz es uno de los grandes logros de Apascide», explica Olga Díaz, directora del centro de día de esta entidad en Salteras. «Lo que nos supone más gasto es el personal, porque las personas con sordoceguera necesitan un trato muy individualizado y si están en la residencia eso supone varios turnos», añade. Actualmente el centro de día acoge a 13 personas y la residencia a un total de 26.

Para la atención directa y diferentes servicios Apascide cuenta con 70 trabajadores aproximadamente. «Se trata de plazas concertadas pero no nos llega para darles todo lo que hacemos», indica Olga. «Creemos que una persona puede seguir aprendiendo toda su vida, aunque para algunas eso significa lograr coger una cuchara y llevársela a la boca, y deben disfrutar de lo que les gusta, tener la posibilidad de elegir».

La pandemia ha dificultado todo en el centro. Muchos chicos de la residencia no han podido ver a sus familias para evitar contagios. Y los trabajadores deben recurrir a Epis con la dificultad que acarrea en una comunicación basada en el contacto. Pero el Reto Pichón les ha inyectado energía. Al fin y al cabo comparten la misma premisa: no ponerse barreras.

Cuando Juan Luis se levanta a las 5.30 para entrenar piensa en estos chicos, y todas las oportunidades que se les abren con una asociación como Apascide. En cada uno de los escalones del rascacielos de Sevilla los tendrá en mente. En mejorar sus vidas. Y, quizás, en un piso en concreto, cuando, ahogado, el corazón le palpite con más fuerza que nunca, tenga claro a qué causa volcarse el próximo año.

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