«Piensan de ti que eres una desgraciada y que lo serás toda tu vida»
Nadie más allá de su familia más cercana sabe donde está ella desde los últimos cinco meses. Ha preferido no contarlo; porque el estigma es grande. Más cuando se trata de una mujer. Tampoco quiere dar su nombre en esta entrevista. Pero lo que hace es loable, busca un futuro mejor para ella, y sobre todo para su hija. Con la ayuda de Proyecto Hombre desea salir de sus problemas de adicción tratándose en el Centro polivalente «Las Canteras» en Alcalá de Guadaíra, donde solo se escucha el trino de los pájaros y las palabras de ánimo y estima. «La sociedad es poco comprensiva, piensan de ti que eres una desgraciada y que lo serás toda tu vida y así es difícil exponerse», confiesa.
Diversos indicadores de consumo de sustancias psicoactivas en Andalucía, como las encuestas bienales “La Población Andaluza ante las Drogas” (2017) y el Indicador Urgencias Hospitalarias (2019) relacionadas con el consumo de drogas, muestran un incremento de la presencia de mujeres entre las personas consumidoras. Esta tendencia se ha ido estabilizando hasta la fecha.
Lo cierto es que las mujeres sufren una mayor discriminación que los hombres y arrastran mayores dificultades para salir de una adicción. Pensando en esta realidad, la Asociación Proyecto Hombre ha inaugurado el pasado 5 de abril en su Centro polivalente «Las Canteras» el Programa Mujeres Altamente Resilientes -Programa MAR- para mujeres con problemas de adicción. En él participa esta usuaria, que agradece enormemente la iniciativa: «te da seguridad, porque hay mujeres a las que les frena estar con hombres en su terapia».
«Este programa les ayuda a abrirse, porque muchas de ellas arrastran historias de violencia o maltrato, y pueden expresarse sobre sexualidad o traumas que de otra manera se callarían y aquí, sin embargo, se sienten comprendidas», explica José Enrique Romero, director de la Comunidad Terapéutica. Esta comunidad, con régimen residencial, ayuda a los usuarios -hombres y mujeres- a comprender sus dificultades y les dan las herramientas y recursos necesarios para resolverlas una vez que van poniéndose en contacto con el exterior de forma progresiva. Ocho mujeres de este recurso de Proyecto Hombre forman parte del Programa MAR.

Doble estigmatización
«La situación social de las mujeres admitidas a tratamiento presenta características diferentes a la de los hombres, con una mayor vulnerabilidad ante el riesgo de exclusión social y con menos apoyos familiares y sociales. Además, nos encontramos con una doble penalización social y estigmatización, mayor ocultamiento del consumo, o dificultades relacionadas con la sexualidad, maternidad, imagen corporal o malos tratos como incipientes de estas barreras para el acceso o mantenimiento en el tratamiento», afirman Gonzalo García, coordinador terapéutico de Proyecto Hombre Sevilla.
Las mujeres presentan demandas y necesidades de atención e incorporación diferenciadas. Es por ello que «nos sentimos con la obligación de dar una respuesta integral como entidad a su realidad desde una perspectiva que ponga el foco en una intervención terapéutica que ayude, apoye y comprenda sus experiencias y sirva como impulso para un proceso de reinserción que entendemos, debe ir de la mano ya en sus inicios, al propio programa terapéutico», añade Gonzalo.
Intervención multidisciplinar
En el programa participan dos monitoras, una coordinadora, una psicóloga y una trabajadora social. «La atención para las usuarias es individual, hay algunas que no tienen recursos de ningún tipo y se trabaja el sitio donde vivirán, una formación para un empleo o un círculo social en el que moverse», explica Asunción Gil, psicóloga clínica.

La usuaria que nos atiende se siente afortunada de contar con sus padres y sus hermanos, con los que Proyecto Hombre también trabaja. «Al principio es muy duro venirte aquí, mi madre no lo entendía, pero a medida que vas avanzando sé lo quiero y por lo que voy a luchar», explica a Sevilla Solidaria. Ella asegura que decidió buscar ayuda cuando tocó fondo, pensando en su hija, y hoy visualizar un hogar completamente distinto para ella es lo que le dibuja una sonrisa en la cara. «Saldré de aquí sabiendo afrontar los problemas, sin tener que recurrir a las drogas para eso, es bonito saber que vas a tener una vida digna», cuenta, dejando las culpas atrás y centrándose en tomar ahora las decisiones más acertadas.
Esa culpa, esa responsabilidad familiar como madre, ese estigma que arrastra como adicta y mujer al mismo tiempo, son problemas que solo otra mujer en su misma situación puede entender, de muy diversas realidades, sin hijos o no, jóvenes o mayores, del mundo de la prostitución o con un empleo estable... todas son señaladas. «Animo a las mujeres a que no tengan miedo, este es un lugar donde curarse», explica, con la esperanza brillándole en los ojos, «de esto se sale si crees en ti».