La generosidad y entrega que se esconde tras este puesto solidario de Los Remedios

Su puesto de la calle Asunción y las señoras que lo atienden son la parte visible de la Asociación Internacional de Caridad, con un interesante proyecto de inserción laboral. Este viernes se desplazan hasta San Jacinto con trajes de flamenca y complementos

Cada primer domingo de mes un grupo de voluntarias atiende a los transeúntes de la calle Asunción tras un puesto solidario. Tienen artículos de todo tipo en sus mesas. Allí se pueden encontrar desde libros de diversas temáticas o una decena de corbatas de varios estampados a un juego de ajedrez, manteles o una bonita figura de porcelana para el aparador. Todo donado por personas de buen corazón que las han tenido en su mente. Este viernes van más allá y estarán desde las 9,30 en la calle San Jacinto, en la esquina con Pagés del Corro, con todo el material que han recibido para la Feria de Sevilla. Tendrán numerosos trajes de flamenca junto a adornos y bisutería, tanto nuevos como de segunda mano. ¿Y a beneficio de qué proyectos va destinado esta venta constante?

Detrás de estas voluntarias está la Asociación Internacional de Caridad de San Vicente de Paúl, una entidad que se creó en 1617 en Francia y que ya lleva más de 75 años en Sevilla. Cuenta con todo el carisma de la familia vicenciana a la que pertenece, al igual que las Hijas de la Caridad, con la que colaboran con frecuencia en su comedor de Pagés del Corro. «Como la parte laica de la familia vicenciana nos encargamos de la formación de las personas en situación de exclusión», explica Paquita Orellana, presidenta diocesana de esta institución en Sevilla.

Inicio del curso con voluntarios y alumnos en el local de San Gonzalo
Inicio del curso con voluntarios y alumnos

Así, su labor más importante es la inserción laboral. Cada mañana profesores voluntarios atienden desde hace más de diez años en un pequeño local cedido en San Gonzalo a alumnos a los que inculcan materias básicas como matemáticas, conocimiento del medio, inglés, informática e incluso coaching. Este año son nueve los que se están beneficiando de esta labor. Se trata sólo de la primera parte del proyecto de formación, porque a aquellos que muestran interés se les ofrece un curso de formación profesional en centros homologados. «Hemos tenido en la Escuela de Hostelería, en la Escuela de Diseño o peluqueros y celadores», explica Paquita. Costear estos cursos es lo que les supone un mayor desembolso económico y para lo que necesitan todo el apoyo que puedan conseguir.

Paquita Orellana, en el centro, junto a compañeras voluntarias

«Cada vez son más difíciles las subvenciones, hemos llegado a tener hasta 20 alumnos con cursos de mañana y de tarde, pero cada vez es más complicado», se lamenta. Las hermandades son una de las instituciones que más les apoyan, como el Gran Poder, El Amor o la Macarena. Cuando ven cómo sus alumnos consiguen un trabajo y prosperan todo el ánimo les viene para continuar luchando.

Las voluntarias acuden con constancia al comedor de Pagés del Corro

Más de 40 voluntarios conforman la asociación, junto a aquellos que colaboran como socios con aportaciones económicas. Y más allá de la labor formativa, están presentes para aquella necesidad que les es revelada. Además de echar una mano a las Hijas de la Caridad en el comedor, acompañan a personas que están solas en el Hospital Virgen del Rocío cuando el centro hospitalario les informa de la situación. «Hace poco estuvimos turnándonos para acompañar a una joven, madre de una niña, que no tenía familia aquí y le habían diagnosticado un cáncer de útero, para que no estuviera sola en las sesiones». Generosidad y entrega en una institución formada en su integridad por voluntarios que quieren hacer de este mundo un sitio mejor.

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