La familia que necesitaba una vivienda en Sevilla consigue un alquiler gracias a la difusión de su historia
Cuando las circunstancias son adversas, cuando el futuro se ve completamente negro, una mano solidaria llena en un momento todo de luz. La venezolana Flavia habló la pasada semana con Sevilla Solidaria desesperada porque tenía que abandonar el Centro de Acogida de Solicitantes de Asilo en el que residía en La Rinconada junto a su marido y sus tres hijas pequeñas. Si no encontraban una solución, se veía en la calle. Su historia se compartió con rapidez por las redes sociales en busca de una persona que le alquilara un piso ya que contaban con dinero pero no con trabajo y nadie estaba dispuesto a hacerlo. Los mensajes de apoyo le empezaron a llegar en tropel.
Desde los Servicios Sociales le ofrecieron un centro donde pasar la noche pero Flavia sentía miedo por si no era un lugar adecuado para sus hijas. Entonces recibió la llamada que cambió todo. Una mujer había conocido su caso y estaba dispuesta a ofrecerles un contrato de alquiler de dos meses. «Leyó el artículo y se puso en contacto con nosotros, nos ha dejado incluso el alquiler más económico por estos dos meses con idea de poder renovarlo si encontramos trabajo», explica feliz.
El pasado viernes la familia se trasladó al nuevo piso, y las niñas entraron en él corriendo y riendo, justo el mismo día que la mayor cumplía 5 años. Se asomaban a la terraza y saludaban a los vecinos. «Han cambiado drásticamente, antes se peleaban, ahora están más tranquilas y se pasan el día riendo y jugando», asegura.
«Esto es una muestra de que todavía queda solidaridad y ganas de ayudar al prójimo en estos tiempos de tanto dolor», asegura Flavia, derrochando agradecimiento en cada palabra. Ella y su marido Carlos se sienten felices, aunque son conscientes de la cuenta atrás y continúan ahora con la constante búsqueda de empleo. «Seguimos adelante en esta nueva vida con mucha fe de dejar todo lo malo atrás». Tienen dos meses para encontrar trabajo y un lugar estable. Disposición no les falta, y cuando uno se siente apoyado, todo es más fácil.