La costura para apoyar a las madres más vulnerables
Cuatro bebés de menos de un año investigan entretenidos varios juguetes o se aventuran al gateo en una alfombra bajo la atención constante de una joven voluntaria. No se les escucha apenas, ajenos a sus madres que, en la mesa de al lado, rodeadas de telas y trajes de flamenca, practican un hilvanado o preparan un lacito para el pelo de las peques, afanadas en llevar a cabo lo que aprenden de Pilar Cornelles, voluntaria de la asociación Red Madre y profesora en el taller «Red-cicla y crea».
Catalina es la primera vez que acude, pero no es nueva en Red Madre ni en sus talleres. Fue en plena pandemia cuando dio a luz, sola, perdida, en un país que no es el suyo, sin familia cerca. «Una amiga vio una tarjeta de Red Madre en una zapatería y me la pasó por si me venía bien», explica. Y no pudo venirle mejor, porque en aquellos meses de confinamiento las voluntarias le acercaron alimentos y pañales a casa. Hoy, tras varios cursos de formación, sueña con emprender y lanzar una empresa de decoración de eventos. Y, mientras, aprovecha cada oportunidad que le sigue ofreciendo esta entidad, gracias a la cual ya se siente más fuerte.
Red Madre ofrece apoyo y asesoramiento desde 2008 a mujeres embarazadas y madres recientes en situación de vulnerabilidad. Hace seis años que puso en marcha el taller de costura y reciclado creativo de trajes de flamenca, en un principio orientado a actualizar trajes donados para el mercadillo benéfico que la entidad lanza cada año. Hoy día, los trajes que no se van a poder vender se reciclan para realizar cojines de yoga, delantales flamencos o para lo que vaya surgiendo. «Algunas de las alumnas tiene mucho interés en dedicarse a esto», cuenta Pilar que se subió al carro de Red Madre cuando cerró su estudio-taller y así seguir enseñando y cosiendo. «Otras vienen para estar a gusto, para conocer a otras madres y hablar de sus niños», explica Pilar, apoyada con Lola Ruíz, maestra jubilada y también voluntaria.

Lo cierto es que uno de los grandes objetivos de los talleres de Red Madre es crear un espacio de encuentro para las mujeres que atienden. «Tenemos comprobado que una red entre iguales es mucho más efectiva», explica Teresa Galán, presidenta de la entidad.
Son cerca de 300 mujeres a las que Red Madre presta su apoyo. Desde que están embarazadas hasta que el hijo cumple los tres años, si así lo necesitan. «Tienen una media de 29 años y han decidido ser madres, a veces por presión externa, a pesar de la situación adversa», explica Teresa, «nosotros no juzgamos, estamos aquí para acompañar». Y es que la situaciones son muy diversas. Muchas de ellas están solas, ya sea porque la familia le ha dado de lado o porque está en otro país, y otras han perdido su trabajo a raíz del embarazo. Una vez llegan tienen una reunión informativa grupal y una entrevista de acogida individual donde la trabajadora social y la psicóloga detectan las necesidades. Así, se les puede ayudar con atención psicológica, con la búsqueda de empleo o con la entrega de ropa, alimentos o productos para el bebé.

Una de las madres, con su bebe de tan solo dos meses en brazos mientras asiste al taller, explica agradecida que recibió el cochecito y ropa, después de solicitar ayuda cuando estaba de cuatro meses en el embarazo. Y en las máquinas de coser, otra compañera, embarazada de pocos meses, se atreve con su primer pespunte. «Luego, con la barriga grande apenas pueden sentarse así», bromea Pilar, que ya ha conocido muchos bebés en los tres años impartiendo el taller.
«Algunas mujeres simplemente necesitan ser escuchadas y acompañadas y no necesariamente que le entreguemos ninguno de nuestros recursos», aporta la presidenta. Porque la base de todo es el acompañamiento. En eso tienen mucho que ver los talleres. En 2022 llevaron a cabo más de 60, gracias a la implicación de voluntarios. Actualmente tienen mucho peso aquellos sobre alimentación sana, sobre higiene, yoga y, sobre todo, el taller «Entre nosotras» impartido por una psicóloga.
La dedicación de personas solidarias es fundamental en esta asociación y siempre necesitan de más. También valoran el trabajo conjunto con otras asociaciones, a fin de no duplicar ayudas y llegar más lejos. Y, por supuesto, no podrían atender a las mujeres sin las donaciones económicas y todas aquellas de productos de primera necesidad. Toda la ropita está cuidadosamente dispuesta en una de las estancias, para que las madres la elijan de las perchas, al mismo modo que en una tienda.
En esta última semana muchas de estas donaciones son de trajes de flamenca después de haber abierto la campaña de recogida para el esperado mercadillo que celebrarán en marzo. Un clásico con catorce años de antigüedad para dar una segunda vida a los trajes que ya no se usan y también para poner en venta donaciones de grandes firmas. Una oportunidad para ayudar a esta asociación que no descansa y cuya puerta no dejan dejan de llegar mujeres en el momento más complicado de sus vidas que, al mismo tiempo, les reportará la mayor felicidad.