La científica marfileña que lucha por dar un lugar en la ciencia a las mujeres de su país

La científica marfileña Duni Sawadogo recibe el XII Premio Harambee por la promoción de mujeres universitarias y científicas y su lucha contra el tráfico de medicamentos falsos o de baja calidad

La científica marfileña Duni Sawadogo tuvo la suerte de poder estudiar. Con padres intelectuales, no tuvo dificultad en ese aspecto, pero muy joven advirtió que no era así para la mayoría de sus compatriotas. «Un día decidí no quejarme y actuar, hacer todo lo que podía para ayudar a las mujeres a dedicarse a una carrera científica sin esperar a tener unos medios que se retrasan», explica. Por esa decisión y otras muchas acciones para contribuir al desarrollo de su país, a escasos días del 8 de marzo, le conceden el  XII Premio Harambee a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana, patrocinado por los Laboratorios René Furtere.

Sawadogo no ha podido viajar a España a recoger el premio por la situación sanitaria actual, pero se ha dirigido este viernes a los medios en un encuentro online, en el que también han participado Antonio Hernández Deuz, presidente de Harambee; Nicolas Zombré, Director General del Grupo Pierre Fabre en España; y Mari Carmen Muinos, del laboratorio René Furterer. «Se merece este premio por su fuerza y la decisión en romper esos techos que son más de acero que de cristal para las mujeres en la ciencia», explica Antonio Hernández Deuz, «ha facilitado que más mujeres lleguen también con un equipo de investigadoras que está logrando grandes logros como la investigación y el tratamiento de la drepanocitosis, que causa altas tasas de mortalidad especialmente entre niños».

Lucha por la promoción de la mujer

Duni Sawadogo, doctora en Farmacia y en Biología Celular y Hematología, fue la primera mujer catedrática de Hematología Biológica de su país y ejerce en la Facultad de Farmacia. Alumnas de la premiada son hoy profesionales que ejercen como médicos, farmacéuticas y biólogas o profesoras de universidad. Trabajan en empresas, laboratorios o han impulsado su propia oficina de farmacia, tanto en Côte d’Ivoire como en otros países. «Recuerdo a la hija de un guardia que vivía en una chabola en mi barrio, entró en Farmacia y ahora trabaja y es abuela, y es que hay una gran diferencia cuando una mujer termina sus estudios», afirma Sawadogo. ¿Cómo fomentar el acceso a la universidad a las niñas? «Hay que crear escuelas primarias y secundarias, el problema es que las secundarias están en las ciudades y una chica tiene que dejar su pueblo y a sus padres les da miedo», aporta.

Otra de la lucha de esta científica es el tráfico  ilegal de medicinas falsificadas o de baja calidad, un problema muy complejo que se encuentra en todos los países del globo. «Se supone que genera 20 veces más dinero que la venta de heroína. Pero lo más grave es que este tráfico ocasiona muchas muertes. La OMS estima que cada año unos 300.000 niños de menos de 5 años mueren en África por complicaciones relacionadas con la toma de medicación falsa o de baja calidad».

No queda ahí su labor social. Ha colaborado en la creación de un ambulatorio en la zona de rural de Toumbokro, a donde irá dirigido lo recibido en el premio para «ofrecerlo a la maternidad del dispensario para mejorar sus condiciones materiales y la realización de los partos».

Mientras, esta marfileña luchadora sigue soñando. Con paz y prosperidad. «Con que un día ningún africano tenga que cruzar el Mediterráneo para ir a Europa a buscar trabajo. Sueño con que un día pueda trabajar en un laboratorio como los que conocí en los países del norte y así mejorar el cuidado de mis pacientes».

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