Así es la Bolsa de Caridad del Gran Poder, la más antigua de Sevilla

Tras 65 años de funcionamiento, la hermandad ultima un nuevo local para la asistencia social y piensa en ampliar su labor con un voluntariado

De dormir en un cajero, aguantar el frío y sufrir palizas de personas sin corazón a tener una vivienda. «A ese hombre le ayudamos con los gastos iniciales, y a raíz de ahí ya pudo afrontar el pago del alquiler social que le ofrecieron. Tres años después sigue en su casa, bajo techo», recuerda Lorenzo Barea, diputado de obras asistenciales de la Hermandad del Gran Poder. Es solo una de tantas historias que han pasado por la basílica de la Plaza de San Lorenzo y han conseguido un final feliz. Becas de estudios, sufragar una intervención quirúrgica, la canastilla de un recién nacido... múltiples situaciones adversas se han solventado a personas necesitadas en los 65 años de existencia de la Bolsa de Caridad, la más antigua de Sevilla.

«Las cuestiones que más reclaman están relacionadas con las necesidades básicas, como la alimentación y el pago de agua, gas, el alquiler o la hipoteca», explica el diputado. Cada martes por la tarde la hermandad abre sus puertas para atender a quien se acerque. Lorenzo Barea junto con otros dos hermanos del Gran Poder aguardan a los peticionarios y escuchan cada caso, sea cual sea su condición o credo. «Hay personas que se van muy gratamente sorprendidas porque vienen con recelo, pensando que al ser una hermandad solo atenderemos a cierto perfil pero aquí, por supuesto, todo el mundo es bienvenido», aclara.

Lorenzo Barea Blanco, responsable de la Bolsa de Caridad del Gran Poder / Foto: Juan Flores
Lorenzo Barea Blanco, responsable de la Bolsa de Caridad del Gran Poder / Foto: Juan Flores

Entre 10 y 15 familias se acercan cada martes solicitando ayuda. Después de recopilar los datos de cada caso, la veintena de hermanos que conforman la Bolsa de Caridad se reúne los jueves para decidir en qué pueden ayudar. «Es cierto que la cifra de familias que vemos por aquí ha bajado en los últimos años, pero ahora traen problemas más graves y la cuantía económica que empleamos sigue siendo la misma», explica Barea.

Acumulan más de medio siglo de obra social, iniciada cuando Don José Morón Ruiz era hermano mayor. Después del Gran Poder, el resto de hermandades sevillanas le fueron siguiendo, instaurando un sistema regulado para una acción, la caridad, que se ha realizado desde siempre.

Y tras 65 años, la Bolsa de Caridad del Gran Poder vive su mejor momento. Tras Semana Santa se iniciarán las obras en un nuevo local que la hermandad abrirá en la calle Santa Clara, muy cerca de la basílica, para realizar su acción social. «Tendrá una sala de espera y diferentes mesas para atender a la familia, separadas por mamparas para darle intimidad, además de un despacho donde nos podamos reunir», adelanta el diputado de Caridad. Este paso adelante además traerá nuevos proyectos en mente. «Nos gustaría instaurar un voluntariado, si no es con un proyecto propio, con los de otras entidades en barrios humildes; somos muchos hermanos y seguro que será bien recibido», augura. Y así seguir las palabras del Papa Francisco que pedía «una Iglesia que salga a la calle».

Plaza de San Lorenzo con la basílica del Gran Poder / Foto: Juan Flores
Plaza de San Lorenzo con la basílica del Gran Poder / Foto: Juan Flores

Lo cierto es que no es raro que los hermanos se acerquen a Lorenzo Barea ofreciéndose a colaborar en lo que haga falta. «El cepillo que está colocado a la bajada del camarín está dedicado a nuestra obra social y ni en los tiempos de crisis han bajado los donativos», cuenta, «la gente está muy concienciada». Entre las aportaciones económicas anónimas también existe la posibilidad de suscripción para una colaboración habitual.

La obra social del Gran Poder no solo está orientada a la asistencia social, la hermandad colabora con el Centro Integral de empleo «Jesús del Gran Poder», gestionado por Cáritas, y con el Economato Social de la Fundación Benéfico Asistencial Casco Antiguo de la calle Narciso Bonaplata. Asimismo, sufraga becas para diferentes instituciones sociales como una guardería en las Tres Mil Viviendas. «Se debería dar más a conocer la labor solidaria, no solo la nuestra sino la de todas las hermandades, porque, al fin y al cabo, es una de las acciones más importantes. Muchas veces nos quedamos sólo con las salidas procesionales, y detrás hay una obra social importante que se mantiene todo el año», concluye.

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