Jóvenes sevillanas siguen luchando por las niñas de la calle de la India en tiempos del coronavirus

La actual pandemia ha provocado la anulación del viaje a Calcuta que estas chicas tenían programado pero siguen recaudando fondos para «no abandonar los proyectos de fuera»

Ya estaba todo organizado para que un grupo de jóvenes sevillanas viajaran este verano como voluntarias a la India. Pero, como ha ocurrido con tantos otros proyectos, la pandemia del coronavirus les ha obligado a anularlo. Detrás de este viaje fallido se encuentra Rainbow Family, el proyecto solidario que comenzaron siete antiguas alumnas del Colegio Irlandesas de Bami.

En el verano de 2018 estas chicas hicieron el mismo viaje que hoy animan a hacer a otras más jóvenes, porque aquella experiencia les marcó para siempre. En Calcuta conocieron a niñas de la calle a las que por el simple hecho de pertenecer a la casta más baja el resto de la población considera «intocables». Los mayores de castas más altas las aislan y no quieren que se relacionen con sus hijas. Su condición las condena a todo tipo de abuso. Pero gracias a la Fundación Mary Ward y su proyecto Rainbow a día de hoy 600 niñas en esta situación viven en seis hogares y se educan en colegios con niñas de otras clases sociales, creando un espacio en el que, alejadas desde pequeñas del sistema de castas, pueden ser amigas.

Cuando aquel verano este grupo vuelve a Sevilla, no puede olvidar lo vivido. Deciden luchar por subvencionar las vidas de estas niñas y hacer reformas en los hogares para que sean lo más cómodos posibles. También organizan la Rainbow Camp, para que jóvenes como ellas pueden vivir la misma experiencia en la India, y que se celebró por vez primera el pasado año.

Lola y cinco niñas de diferentes edades, sentadas en el suelo, miro a cámara sonriendo
Lola Picamill junto a niñas del colegio

Lola Picamill fue una de las que viajó en 2019 y ya estaba preparada para repetir este verano. «Mientras estuve allí no era consciente de donde estaba, lo que me impactó fue volver», explica a Sevilla Solidaria. Al bajarse del avión en España, sintió la ausencia del pitido de los coches en el tráfico enloquecedor de la India, la falta de su olor intenso y del calor asfixiante; y tomó conciencia de lo que había dejado atrás, de una realidad que no iba a desaparecer por alejarse de ella. «Enfrente del hotel donde nos quedamos en Calculta había unos puestos de comida, por la noche nos dimos cuenta que quienes los regentaban dormían allí mismo, sobre los puestos», recuerda.

Las niñas de los hogares Rainbow agradecieron con cariño su dedicación. «Nos llamaban "Didi", que significa "hermana mayor", y desde el primer día las más pequeñas se nos echaban encima a abrazarnos», cuenta. Las menos habladoras se les acercaban y simplemente preguntaban: «Didi, ¿sabes cómo me llamo?». Al escuchar su nombre, una sonrisa inmensa se dibujaba en sus rostros. «Te dabas cuenta que solo necesitan cariño», reflexiona Lola. Las llevaron al cine porque nunca habían tenido esa oportunidad y a la selva ya que no habían salido de la ciudad en sus vidas. Pero el momento que Lola recuerda con más cariño fue la noche en la que se quedó a dormir con ellas. La relación se estrechó. Nadie pegó ojo viendo fotos y contando historias.

De excursión con las niñas en la reserva
natural Taru-Mitra

Hoy estas niñas están recluidas para evitar el contagio por coronavirus. El dinero que iba a ser empleado en el viaje de este verano será íntegro para  ellas. «Sobre todo para sus familias, ellas están bien porque no salen del colegio pero sus padres no tienen para comer. Son personas que viven de lo que pueden ganar a diario y en estos días no tienen nada», explica Lola según las noticias que le llegan de los hogares. Asegura la sevillana que los contagios por coronavirus son más elevados que lo que asegura el Gobierno porque «hay mucha población que no está censada, entre ellos las familias de estas niñas, que viven en la calle».

Activas en Instagram

Son 19 chicas, de entre 21 y 24 años, las que en la actualidad están detrás en Sevilla de Rainbow Family. Y no quieren quedarse de brazos cruzados. Desde la Fundación Mary Ward le han pedido ayuda para otro proyecto que visitaron en la India. Se trata de la población Lodha, una comunidad tribal concentrada en las Islas Sundarband que comía exclusivamente de lo que podía pescar y ni eso era posible por la insalubridad de las aguas. No tenían otra opción porque, al igual que las niñas Rainbow, por su pertenencia a la clase más baja eran marginados y les hacía imposible comerciar.

Un grupo de niñas atiende pie en el colegio ante la mirada de una voluntaria.
Alumnos del colegio al que acuden los niños de la comunidad Lodha

La fundación realizó el trabajo de incidencia política para que la población pudiera acceder al pozo de agua comunitario y participar en el mercado. Paralelamente consiguió que sus hijos pudieran acudir a la escuela pública, mezclándose por primera vez con otros niños y niñas de la isla. El lema de la fundación es «piensa globalmente, actúa localmente», ya que esto favorece al desarrollo de las personas y de sus poblaciones.

«Entendemos que hoy día en España estemos centrados en ayudar aquí, pero no podemos abandonar los proyectos que están en marcha fuera»,  indica Lola. El objetivo es llegar a 5.000 euros y para ello ponen en marcha diversas iniciativas. Mantienen su Instagram bastante activo con directos a profesionales de distintos campos y sortean un jamón a beneficio de la comunidad Lodha. «Nos dirigimos a los jóvenes y ellos nos ayudan con una o dos papeletas a un euro, pedimos poco». Pero pueden conseguir mucho.

 

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