Haru: el robot con IA que ayudará a tratar a los niños con cáncer del Virgen del Rocío
Las últimas semanas se ha llevado a cabo en el Hospital Universitario Virgen del Rocío el pilotaje de un proyecto de robótica social que se prevé tenga expansión internacional. Se trata del robot Haru, que se acercará de manera divertida a los niños que se enfrentan a los efectos secundarios debido a tratamientos por cáncer. La iniciativa, coordinada por la Asociación Española para los Efectos del Tratamiento del Cáncer (AEetc) y financiada por Honda Research Institute, supone un gran apoyo para los profesionales sanitarios en cuanto a la rehabilitación cognitiva y otras muchas aplicaciones como el apoyo educativo.
Gloria Álvarez-Benito, presidenta de la AeEtc e investigadora principal del grupo de investigación Julietta de la Universidad de Sevilla, es una de los profesionales que están detrás de esta funcionalidad sanitaria de Haru. «A la gente le asusta la Inteligencia Artificial en la medida que piensan que puede sustituir a profesionales», explica la doctora, «pero esto es una herramienta que facilita la vida al profesional». Gloria indica que «no se le presta la debida importancia a los efectos secundarios de los tratamientos, y no todas las familias pueden afrontarlos con el mismo poder económico, estos avances suponen igualar a todos los pacientes».
La AEetc es una asociación sin ánimo de lucro formada por padres de niños con cáncer cuyo objetivo fundamental es ayudar a los supervivientes con las secuelas que les ha provocado el tratamiento oncológico. Gloria Álvarez, profesora de Filología inglesa y uno de esos padres, está en la actualidad inmersa en robótica social para rehabilitación en oncología pediátrica. «Los profesionales no dejan de ver nuevas posibilidades al robot como controlar el estado de ansiedad a los niños incluso con el avatar con el que se comunican desde sus casas con la tablet», afirma, «ya que muchos de estos niños se enfrentan también a trastornos en el desarrollo social o incluso a estados de depresión».
Según indican desde AEetc, el número de sobrevivientes de cáncer crece cada año y ahora se estima en más de 12 millones en Europa. Abordar la problemática con la que tienen que vivir todos estos niños es fundamental y la robótica social como la de Haru es un instrumento clave para acercarse a ellos. Lograr que la calidad de vida de estos pacientes sea la mejor posible es la misión de esta asociación, como el proyecto Capitán Volante con el que han creado un espacio para la práctica del ejercicio físico en la unidad de oncología.
Según la doctora, la acogida de los niños y de los médicos ha sido muy buena. «Los niños se sorprendían cuando el robot los reconocía al día siguiente con el reconocimiento facial, y los llamaba por su nombre, o recordaban cuántos hermanos tenían», explica, «pero lo realmente interesante de la Inteligencia Artificial para los médicos es cómo es capaz de analizar las correlaciones de las más de veinte variables que detecta».
Además de la japonesa Honda Reserarch Institute (HRI), que también puso en marcha el primer robor humaoide avanzado ASIMO, y de la AEetc, también participan en el proyecto la Universidad de Sevilla, la Universidad Pablo de Olavide, la empresa sevillana de inteligencia artificial 4i.ai (Intelligent Insights) y la Unidad de Oncología Pediátrica del Hospital Virgen del Rocío. Más allá de nuestras fronteras, el proyecto está teniendo repercusión en universidades de Estados Unidos, Ucrania y Australia. Si todo avanza como lo esperado, este año el Virgen del Rocío lo implantará en su unidad de oncología infantil. Ya otros hospitales se han mostrados interesados en aportar este compañero robótico a los médicos para ayudar con más efectividad a los niños que deben afrontar las consecuencias de los tratamientos del cáncer.