El regalo más solidario
El regalo que los Reyes Magos trajeron este año a seis sevillanos (dos matrimonios y una madre y una hija) fue un viaje a Senegal. No es un viaje cualquiera, ya que durante diez días van a ayudar como voluntarios en un orfanato en Dakar. Miguel Presencio fue por primera vez en 2013 a Ruanda en un viaje de estudio organizado por una Universidad holandesa para conocer el genocidio entre los hutus y los tutsis de 1994. El año pasado tuvo la oportunidad de conocer también Senegal. Presencio conoció la Fundación Luna Nueva gracias a su vinculación con Coín. En esta localidad malagueña no sólo acogieron, sino que se interesaron por conocer las razones por las que emigraban los senegaleses que llegaban y pusieron en marcha campañas de recogida de productos de primera necesidad, material distribuido entre orfanatos, hospitales y ambulatorios, colegios, cárceles y poblados dispersos.
La Pouponnière
La Pouponnière de las Hermanas Franciscanas Misioneras de María fue fundada el 5 de agosto de 1955. Dirigido por la religiosa sor Justina de Miguel, tenía por objetivo completar el trabajo que la sobrecarga de los servicios hospitalarios no les permitía llevar a cabo, aunque con el tiempo surgió la necesidad de acoger a los recién nacidos cuyas madres acababan de morir. Los niños prematuros permanecen allí mas de un año. También acogen a niños abandonados hasta que son confiados a una familia que solicite su adopción.
«El año pasado tuve la oportunidad de conocerlo directamente al participar en el proyecto de entrega de ayuda que se realiza todos los años. Para el otro grupo de médicos que van desde Málaga, la mayoría van también por primera vez, al igual que los seis de Sevilla. Creo que una experiencia de este tipo tiene un efecto multiplicador», añade. Según Presencio, «en este orfanato viven unos 80 niños y niñas de menos de un año. Estos bebés sufren de malnutrición o desnutrición en muchos casos, al haber sido algunos abandonados en la calle y, en otros casos, son bebés repudiados, al no ser reconocidos, por nacer fuera del matrimonio, por no ser de la misma etnia o de madres jóvenes. Hay casos también de niños que sus madres fallecen al dar a luz», dice.
Salvar vidas
«Creo que la misión más importante de las personas que están allí es que se salvan vidas. Puede parecer duro, pero muchos casos de los niños atendidos probablemente no saldrían adelante sin la labor que llevan a cabo cada día silenciosamente muchas personas». María García Llamas viajará con su hija por primera vez, «este año puedo hacerlo por circunstancias laborales, y sería ahora o nunca. Hacía mucho tiempo que quería hacerlo. Todo es muy diferente a lo que estamos habituados: el clima, el idioma, la gente, las costumbres, la comida,.. pero creo que es importante conocer otras realidades, serán muchas las emociones y sensaciones que tendremos que gestionar». Para María Gallego-Góngora (su hija) «esta experiencia no nos va a dejar indiferentes a ninguno. Nos va a hacer darnos cuenta de la suerte que tenemos, nos va a ayudar a apreciar mucho más las pequeñas cosas cotidianas, como el simple hecho de darle al interruptor y que se encienda la luz o abrir el grifo y que salga agua», añade.

«“No os olvidéis de nosotros”, es una frase que nos repiten continuamente. Incluso a veces me llega un whatsapp recordándonos lo para que no dejemos de cooperar; y yo pienso: “pero cómo se nos va a olvidar”. Creo que esos recuerdos siguen en tu memoria siempre», concluye Miguel, no sin antes recordar que se pueden hacer donaciones durante todo el año directamente al orfanato (www.dakarpouponniere.com) o a través de la Fundación Luna Nueva.
Miguel Presencio: "África es un continente que siempre me ha atraído"
«Es un continente duro, de gente dura, donde millones de personas se afanan diariamente por subsistir. A pesar de que África es el continente más cercano al sur de Europa, nos llega poca información de allí, y la poca que llega suscita poco interés y va envuelta de cierto pesimismo. Es una gran desconocida», afirma. Pone por ejemplo que «muy pocas personas saben que el Nobel de la Paz de 2018 ha sido un médico africano», señala.
Este funcionario recuerda que le impactó mucho la lectura del libro “Ébano” de Ryszard Kapuscinski, una verdadera obra maestra para conocer África: su gente, sus costumbres y su historia más reciente. Gracias a ese libro, se pueden comprender muchas de las cosas que suceden: el paso del tiempo es más lento, la risa ruidosa de la gente, la importancia del clan o la tribu, incluso la forma de comer sentados alrededor del mismo plato. Todo tiene una lógica y una explicación; si aparentemente no la tiene, la tendrá.

El año pasado tuve la oportunidad de conocer también Senegal. Me gusta su traducción. Senegal significa “Sen” (nuestro) y “Gal” (barco); “todos vamos en el mismo barco”. Es un bonito nombre para representar la unidad de un país que es marinero y pesquero. No es un país demasiado grande, ni de los más poblados de África, pero es un país que ofrece una interés especial para Europa, al gozar de una estabilidad y una moderación en comparación con otros países de su entorno de el Sahel. La Unión Europea firmó un acuerdo de pesca que permitía faenar buques europeos en sus ricos caladeros, pero fue denunciado por Senegal por la sobreexplotación. Ahora, al parecer, han encontrado petróleo en su plataforma continental. Cuenta con una población mayoritariamente musulmana y de apenas un 5% de cristianos, que son respetados y que conviven en armonía. Una de las cosas que te llaman la atención es el número de animales que viven sueltos, no solo en zonas rurales, sino en el mismo Dakar (vacas, cabras y ovejas); cuando de repente ves un cerdo en la calle es señal de que hay alguna familia cristiana en la zona. Los senegaleses lamentan que hace ya varios años la carrera que aún lleva su nombre, dejara de ser la meta por la inseguridad de los países limítrofes