El Congreso Lo Que De Verdad Importa se supera en Sevilla

Tres impactantes ponencias hacen reflexionar a cerca de 3.000 jóvenes en Fibes

Los tres mil jóvenes que salían del auditorio de Fibes este viernes pasadas las 14.00 horas no eran los mismos que habían entrado bien temprano. Algo había cambiado en ellos gracias a los motivadores relatos de Sara Andrés, Antonio Espinosa y Antonio Pampliega en el undécimo congreso de la Fundación Lo Que De Verdad Importa. Esta entidad transmite valores humanos y morales a preuniversitarios y universitarios con congresos gratuitos por toda España y el extranjero. En Sevilla ha superando con creces la asistencia del pasado año.

Una vez apagadas las luces, el ritmo se hizo con el auditorio gracias a los jóvenes bailarines de la Escuela de baile sevillana Love 2 Dance. La calurosa entrega del público con ellos se mantuvo toda la mañana. Javier Rubio, redactor jefe de ABC de Sevilla, se mostró «impresionado por el público» y recordó el 90 aniversario que celebra el periódico. «El lema que hemos elegido para la ocasión es ‘Deletreando el mañana’», explicó. «Nos sentimos unidos a vosotros por tres cosas, la A de alma, la B de bondad y la C de corazón».

Javier Rubio dialoga con Pilar Cánovas

Fue la directora de la Fundación Lo Que De Verdad Importa, Pilar Cánovas, la encargada de conducir el evento. El presidente de honor del congreso en Sevilla, Haze, y diferentes colaboradores la acompañaron a lo largo de la mañana. «Cuando conocí a quienes forman la fundación estaba estudiando para las pruebas de acceso a la Universidad, no he parado desde entonces y ahora me preparo para la plaza de profesor de secundaria de lengua y literatura», compartió con los presentes el rapero sevillano.

Elegir la felicidad

Sara Andrés hizo un sobrecogedor recorrido por su vida. Comenzó por su infancia y su pasión por el deporte desde joven. Practicó kárate, fútbol sala, hípica y participó en carreras popular. Y cuando su proyecto de vida estaba comenzando, con 25 años y una plaza de funcionaria como profesora, una vida «aparentemente feliz», tuvo un accidente de coche en el que perdió los dos pies. «Puedo elegir estar enfadada con el mundo o ser feliz, ¿qué elegiríais», preguntó al público. Asegura que volvió a nacer. «Lo que de verdad importa lo podía seguir haciendo, querer a mi familia, dar un beso o un abrazo, reir hasta las tantas con una amiga...».

Sara Andrés

Así que tras 9 meses en silla de ruedas, probó las primeras prótesis y como una niña en su nueva vida, aprendió a caminar. Y también «a ser humilde, a ser paciente y a vivir aquí y ahora». Su tesón le llevó a volver al deporte con tenis en silla, bici, frontón o montar a caballo. Incluso probó el esgrima y el surf. Pero lo que la enamoró fue el atletismo. Y así, disfrutando, llegó a conseguir lo que nunca hubiera imaginado, dos medallas de bronce en Londres. «Si yo he podido hacer todo esto, qué no vais a poder hacer vosotros», aseguraba. Y eso que tuvo que pasar por un cáncer de tiroides y uno de piel, pero la sonrisa nunca la ha perdido.

Emprendimiento social

«La capacidad que tenemos para influir en el mundo es inmensa, pero empecemos ayudando a tu familia, a tu compañero o a tu amigo», aconsejó Antonio Espinosa, CEO de la empresa social Auara, cuyos beneficios están destinados a proyectos de agua potable en países en vía de desarrollo con la venta precisamente de botellas de agua. Su inquietud por contribuir a ayudar a los demás no le acompañaba siempre, nació en segundo de Arquitectura cuando viajó a Perú para ayudar al sevillano Padre Jota en la construcción de una escuela. «Descubrí allí personas mucho más fuertes que no se quejaban como lo hacía yo en Madrid». Así, vio de cerca la pobreza y no lo pudo olvidar, por lo que viajó al año siguiente a Camboya.

Antonio Espinosa

Fue en Etiopía, colaborando con la construcción de un hospital con Amigos de Silva, donde descubrió el problema de la escasez de agua. «Hay niños que se desplazan kilómetros todos los días para obtener agua, por lo que no pueden ir a la escuela», explicó, «y el problema del agua siempre estaba presente en los que acudían al hospital». Así que quiso hacer algo al respecto. Junto a un amigo del colegio, Pablo, y el tercer socio con más edad, Luis, Antonio fundó Auara. En dos años y medio han conseguido apoyar 50 proyectos en 18 países y ya tienen en mente el lanzamiento de una marca de refrescos. «La actividad consciente a la que vais a dedicar más tiempo de vuestra vida es el trabajo, procurad que tenga un significado para vosotros», aconsejó.

La realidad de la guerra

Por último, Antonio Pampliega hizo aflorar las lágrimas con duras imágenes de la guerra en países como Siria o Afganistán. Fotografías a cuyos protagonistas puso nombre y contó toda la historia que escondían detrás. «Pensad qué podéis hacer, porque la indiferencia mata igual o más que las bombas», apremió. Así, habló de Asin con 10 años que vende chucherías en Kabul para mantener a su familia. O Nargés, vendida de niña por su padre para el matrimonio a una familia que la maltrataba. «Es la realidad y os la pongo para que enfadéis con los adultos, porque aquí hay futuros profesores, abogados, médicos o presidente del Gobierno».

Antonio Pampliega

Y de crudas realidades a la suya propia. El periodista especializado en zonas de conflicto relató cómo fue su secuestro durante 299 días por AlQaeda. «No odio a ninguno de ellos. No les perdono por lo que le hicieron pasar a mi familia, pero no les odio. Porque el odio me convierte en ellos», aseguró tajante. Por eso mismo terminó con un consejo: «Abrazad, tocad, quered, amad. Que eso mueva el mundo».

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