«El cáncer es como la vida, te enseña cosas»

Tras haber pasado por un cáncer de mama, Noemí Hernández es voluntaria de la_ Asociación Española Contra el Cáncer

Noemí Hernández no ha dejado que la palabra cáncer pueda con ella. En 2022, después de años haciéndose revisiones regularmente, le detectaron un cáncer de mama triple negativo que había crecido cuatro centímetros en diez meses. «Lo peor de la enfermedad es la espera antes del diagnóstico, porque surgen todas las dudas», confiesa esta abogada madrileña afincada en Sevilla. Noemí es testimonio de superación y ejemplo para personas que están pasando por esta situación: «El cáncer es una palabra que da mucho miedo, pero creo que hay que normalizarla. Es algo que te toca y no eliges. Pero donde sí tienes poder de decisión en cómo quieres llevarlo. Lo que yo pensé es que esto es lo que tengo y voy a por ello».

La positividad sin artificios ni embellecedores se instaló en su día a día y en el de su familia. Tras el diagnóstico, vino el tratamiento. Primero quimioterapia, después un ensayo clínico con Pembro, operación y radioterapia. «El primer día que llegas al hospital para recibir tratamiento te sientas y notas como te vas haciendo pequeña», recuerda. Sin embargo, hubo algo que marcó la diferencia.

 

Acompañamiento

«Estando en el hospital se me acercó un joven de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y entendí que no estaba sola en esto», recuerda Noemí. «Saber que tienes a alguien que te está ayudando, que te puede escuchar, con quien puedes llorar, hablar o no hablar, darte la mano y aliviarte las cinco horas de quimioterapia es un regalo», sostiene. Desde entonces, la relación entre Noemí y la asociación se ha afianzado.

Ahora colabora como voluntaria para devolver «esos gramos de ayuda que recibí». Así, Noemí acude semanalmente al hospital para acompañar a las personas que están recibiendo algún tipo de tratamiento contra el cáncer. «Se trata de compartir la experiencia. El cáncer afecta a toda la casa y muchas vece las personas no quieren que se noten sus inquietudes delante de su familia, por eso es importante el acompañamiento que hace la asociación. Se genera una unión bastante especial porque entendemos por lo que están pasando y le damos la importancia que tiene», explica.

Otro bastón importante para Noemí en todo el proceso de la enfermedad fue su hija Marta. «Al principio pensé que ella no tenía que pasar por ahí, pero entendí que no era mi decisión, sino la suya. Si ella quería acompañarme y estar conmigo, no se lo iba a impedir», explica.

 

Un futuro verde

Pese a los estigmas o las caras de pena al ver a una persona con peluca, Noemí asegura que el cáncer es una experiencia vital que «si quieres te enseña cosas». A ella, la enfermedad le ayudó a disfrutar de los momentos; a tener paciencia, ya que la recuperación es lenta y obliga a parar; a no frustrarse, a escuchar al cuerpo y, sobre todo, a tener esperanza.

«Aprendí a colocar cada cosa en su sitio.  Por un lado, a disfrutar a corto plazo pero también a tener planes a corto plazo, siempre siendo consciente de que mañana me puede volver a cambiar la vida», describe.

Con toda esta experiencia detrás, Noemí confiesa que, pese a todo, se siente afortunada y aboga por la investigación en la enfermedad. «El que el cáncer sea una enfermedad que se cure y que se pueda tratar de una manera crónica es algo de lo que hay que hablar, porque es importante que haya esperanza», concluye.

 

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