El 84% se siente rechazado por la incomprensión hacia la enfermedad mental
Un inquilino del edificio Portobelo está cocinando. La hora de almorzar se aproxima y ese delicioso aroma que sale de uno de los pisos hace tambalear el estómago a más de uno. Se oye el trabajo de una olla a presión al fondo del pasillo, algo que dibuja en Andrés López, responsable de Faisem, una sonrisa. «¿Escuchas eso? -dice-. Es el sonido de la inclusión social».
Debe saber que esa persona que está usando los fogones en su cocina padece un trastorno mental grave. ¿Le resulta chocante? No se alarme, esa percepción inquietante «es fruto de las creencias populares que hemos ido arrastrando con el paso del tiempo y del tratamiento poco acertado y agorero que se muestra a veces a través de los medios de comunicación», asevera Andrés.
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