«Cuando estaba en lo más oscuro, la Hermandad de los Estudiantes fue mi única luz»

Luis Mejías es uno de los 103 becados por el Programa de ayudas de la hermandad del Martes Santo y Cáritas

Luis Mejías ya se regocija con su amigos del previsible sol que brillará el próximo Martes Santo y tiene aún un pellizco en el corazón del pregón universitario que presenció esta semana. Este emigrante venezolano vivió el pasado año por primera vez la Semana Santa, impresionado por la emoción con la que los sevillanos se reencontraban con ella tras la pandemia, pero este abril se siente un cofrade más.

El Martes Santo Luis estará en el rectorado buscando entre otros fieles un hueco donde ver salir a la Hermandad de los Estudiantes, para acompañar a sus titulares, para rezarles, para agradecerles. «Cuando estaba en lo más oscuro, la única luz que vi fue gracias a la hermandad», cuenta este joven de 29 años a ABC de Sevilla sin poder contener la emoción.

Luis Mejías es uno de los beneficiarios de las 103 becas que la corporación ha concedido este curso, con una aportación total de cerca de 50.000 euros, mediante su programa de ayudas a estudiantes universitarios «Estudiantes», junto al Servicio de Asistencia Religiosa de la Universidad de Sevilla (Sarus). El presente curso se han cumplido diez años del nacimiento de esta novedosa obra social por parte de una hermandad. Con ayudas de entre 200 y 750 euros, el objetivo es llegar a donde las ayudas públicas no alcanzan y apoyar a los estudiantes con bajos recursos para que puedan hacer frente a gastos como el trasporte, el material o incluso la alimentación. En los últimos años han aumentado los alumnos que vienen de una familia de un estatus social alto pero la crisis les ha precipitado a enfrentar problemas económicos graves.

«Más allá de la ayuda económica, muchos de ellos necesitan ser escuchados y arropados», explica el hermano mayor, Jesús Resa. Desde el mismo momento en el que se concede la beca se produce la acogida, donde se recibe al becado para conocerle personalmente. En muchas ocasiones se detectan más necesidades que se pueden cubrir derivándolo a otros recursos, como el economato del Casco Antiguo. Otras veces, requieren asesoramiento para las gestiones o simplemente acompañamiento. Todo para procurar que salgan de la situación precaria.

Fue en 2020 cuando Luis Mejías contactó con la hermandad. Había llegado un año antes a España para visitar a sus padres, y el estallido de la pandemia le empujó a quedarse y buscar una vida mejor que la que se presentaba en su país de origen. Para ello solicitó plaza para estudiar Derecho en la Universidad de Sevilla. Comenzó esperanzado, compaginando el grado con un trabajo de repartidor en bicicleta, pero todo se fue complicando. Sus padre vivían en Roquetas de Mar con sus propios ahogos, tuvo un accidente donde un coche le arrolló y conseguir la residencia se volvió complicado, empujándole a un vacío legal del que no sabía cómo reaccionar.

Pero cuando más hundido estaba, encontró una casa, un hogar. La hermandad le abrió las puertas, como hace con todo estudiante que necesita ayuda, sin importar la religión que profese. El 80% de las solicitudes son aceptadas, mientras cumplan una serie de requisitos. «Me da vergüenza pensar todo lo que he recibido y lo poco que he dado», confiesa Luis con humildad. Pero lo cierto es que, agradecido, se ofrece a lo que se necesite. Ha sido varias las ocasiones en las que ha acudido al economato social de la calle Narciso Bonaplata para ofrecer asesoramiento a los beneficiarios.

«Todos se muestran muy agradecidos», explica José Antonio de Paz, diputado de Acción Social de la Hermandad de los Estudiantes, «hay quien, cuando es estabiliza, nos dona la cantidad que recibió en su beca o es voluntario recibiendo a los beneficiarios». Incluso hay becados que lo mencionan en su Trabajo de Fin de Máster. Más de 20 personas entre la hermandad y Cáritas se encargan tanto de las gestiones de las solicitudes como de atender a los becados. Sin la labor de ellos, el programa sería imposible de realizar, así como sin el apoyo de los patronos: la Fundación Persán, la Fundación “la Caixa”, la Fundación Ayesa, la Fundación Caja de Ingenieros y Automóviles Berrocar SL.

Con sus papeles ya en regla, Luis se plantea dos caminos cuando finalice Derecho. Ayudar en el ámbito de la extranjería a quienes pasen por lo que él ha pasado o presentarse a las oposiciones de Secretario Interventor del Ayuntamiento. Estaba en un túnel y empezó a ver la salida a lo lejos cuando conoció la hermandad. Ahora la luz no es solo un punto sino que le envuelve con calidez. Su padre ha encontrado trabajo y se ha instalado en Sevilla y Luis se siente incluido en una ciudad que vive como suya.

«Llega el Martes Santo y lo vivimos plenamente pero son estas cosas con las que siento que todo cobra sentido», revela Jesús Resa, refiriéndose a toda la actividad de la Acción Social, desde el programa «Estudiantes» a la inauguración de una iglesia en La India. Luis, desde luego, ha descubierto algo que no sabía: «la actividad no acaba el Domingo de Resurrección, sigue todo el año».

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