El Rastrillo de Nuevo Futuro dio ayer el pistoletazo de salida de una edición que llega cargada de novedades y de ilusión. Después de 30 años hay cosas que han cambiado y otras que permanecen como el primer día. Así ocurre con la ilusión y las ganas de trabajar de los voluntarios o con el apoyo que la sociedad sevillana brinda a esta cita imprescindible.

Como suele ser habitual, la Infanta Doña Pilar, duquesa de Badajoz y presidenta de honor de esta asociación, acudió a la inauguración del Rastrillo y estuvo buena parte de la mañana paseando entre los puestos. Lo hizo acompañada por el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, y Rafael Herrador, director territorial de Andalucía Occidental de CaixaBank, entre otras personalidades.

Aires toreros

A la hora del almuerzo, una buena representación de la sociedad sevillana volvió a apoyar al Rastrillo y a Nuevo Futuro, acompañando a algunas de las artífices de esta cita, como María Bonilla, Fátima Medina o Myriam Martín-Barbadillo. La marquesa de Méritos, la duquesa de Maqueda o la marquesa de Constantina fueron algunas de ellas.

Raquel Revuelta, Victorio y Lucchino o Tony Benítez tampoco quisieron perderse el almuerzo en La Parrala, espacio que poco después se transformó en un salón de belleza con las sesiones de maquillaje que había programadas para el público. Los voluntarios de este espacio gastronómico estrenaban unos delantales «muy toreros» diseñados por Panambi, aunque para toreros los que acudieron a La Maestranza. Eduardo Dávila Miura, Esaú Fernández o Pablo Aguado se dejaron ver en este punto del Rastrillo, dado que algunos de ellos han cedido prendas y artículos que han utilizado en los ruedos para contribuir con su venta a la labor que realiza Nuevo Futuro con los niños que no tienen hogar. Este año se puede ver mucha decoración vanguardista en los puestos del mercadillo, además de joyas, complementos y artículos de flamenca.

Por la tarde, en el Salón del té se impartía la primera de las «master class» que hay programadas para esta edición, una ocasión para aprender a hacer las deliciosas tabletas de chocolate con las que Manu Jara deleita a sus comensales.