Cientos de personas acuden a Utrera a tatuarse por una causa solidaria
Durante la jornada del viernes 9 de diciembre, una auténtica multitud de personas hacía cola en las inmediaciones del estudio de tatuajes «DYL Tattoo», ubicado en la calle Virgen del Rocío de Utrera. Incluso una valla cortaba el tráfico en esta vía, mientras que en los alrededores era prácticamente imposible encontrar un hueco para aparcar el coche. Público que llegaba a Utrera desde todos los puntos de Andalucía para responder al llamamiento solidario realizado por el tatuador Diego Fernández.
Se ponía en marcha una iniciativa pionera, ya que solo por un día, los tatuajes bajaban de precio de una manera drástica, con una especie de tarifa plana. Solo el nueve de diciembre, algunos de los mejores tatuadores de España ofrecían su trabajo al precio de 20 euros, realizando pequeños tatuajes que habitualmente cuestan 50 euros. Toda la recaudación conseguida en esta curiosa jornada fue a parar a manos de los padres de Javi y Celeste, dos niños que sufren una enfermedad neurodegenerativa y a los que Diego ha querido prestar su colaboración.
Hasta nueve tatuadores, llegados desde puntos de España como Madrid, Barcelona o Irún, colaboraron de manera desinteresada en esta iniciativa, cerrando por un día sus estudios y desplazándose hasta Utrera para estar desde las 8.30 horas, hasta bien entrada la tarde, tatuando al numeroso público que acudió al llamamiento solidario. A pesar de que no pararon prácticamente ni un momento, la demanda fue muy alta, por lo que no fue posible tatuar a todas las personas que acudieron a Utrera. «Hay que tener en cuenta que son tatuadores de primer nivel, de mucho prestigio, a los que cuesta mucho trabajo reunirlos. Les doy todo mi agradecimiento, ya que desde que les planteé la idea, no dudaron ni un solo momento en colaborar», explica Diego Fernández.
También colaboraron en la jornada solidaria algunos artistas, como el cantante Fernando Caro, afincado en Utrera, el actor Eduardo García e incluso el propio Kiko Rivera, que estuvo gran parte de la jornada pinchando música. «Kiko es un corazón con patas, estuvo animando durante todo el día, colaborando también desinteresadamente», cuenta Diego.
La calidad de los tatuadores, el precio especial solo por un día del trabajo de los mismos y las ganas de ayudar a esta familia que hace verdaderas piruetas para poder tratar convenientemente a sus hijos, provocaron que el llamamiento fuera un éxito tremendo y que mucha gente en Utrera se preguntara qué es lo que estaba pasando para que tanta gente hiciera cola en plena calle. «Creo que nunca se había hecho nada así en el mundo del tatuaje, quizás hemos abierto una puerta para que otros estudios puedan poner en marcha iniciativas parecidas», concluye Diego Fernández, el impulsor de esta acción solidaria.