Una casa donde nace la esperanza

La Asociación La Casa de Todos se ha convertido en un verdadero refugio para muchas familias que viven en una de las zonas más desfavorecidas de Sevilla, dentro del Distrito Cerro-Amate

En pleno corazón del barrio de La Plata, en Sevilla, nació en 2010 la Asociación La Casa de Todos, fruto del impulso solidario de tres congregaciones religiosas: los Hermanos Maristas, las Hermanitas de la Asunción y los Misioneros del Verbo Divino. Esta entidad se ha convertido en un verdadero refugio para muchas familias que viven en una de las zonas más desfavorecidas de la ciudad, dentro del Distrito Cerro-Amate, donde la renta anual por hogar es la más baja de España y la diversidad cultural convive con grandes desafíos sociales

En este entorno, marcado por la vulnerabilidad y la falta de oportunidades, La Casa de Todos se presenta como un faro de esperanza. Con un equipo comprometido de cerca de 40 voluntarios y un grupo profesional compuesto por trabajadoras sociales, una educadora, un psicólogo y tres cocineras, la asociación trabaja cada día con un enfoque integral que va mucho más allá de la ayuda inmediata. Aquí no solo se entregan alimentos o se prestan servicios, se construyen relaciones de confianza, se escucha con atención y se acompañan procesos de vida.

Aúrea Cortacans, trabajadora social y coordinadora de programas en la asociación, explica que una de las acciones fundamentales que desarrollan es el reparto diario de alimentos y comidas elaboradas, del que se benefician más de un centenar de familias. «Atendemos a 106 familias al día que vienen a recoger a la asociación los lotes diarios que se preparan de comida», señala. Esta labor, que parece sencilla, es en realidad una cadena de solidaridad que implica planificación, logística, escucha activa y una mirada humana hacia quienes acuden con necesidades urgentes.

Pero La Casa de Todos no se detiene ahí. A lo largo del tiempo, ha ido ampliando su radio de acción con programas que responden a los distintos aspectos de la exclusión social. Uno de los pilares es el acompañamiento social y psicológico a familias en situación de especial dificultad. Desde la escucha empática hasta el diseño de itinerarios personalizados de intervención, siendo el objetivo el de devolver a las personas el control sobre sus vidas. Además, se desarrollan programas de refuerzo escolar y talleres socioeducativos dirigidos a menores, creando espacios seguros donde los niños pueden aprender, jugar y crecer con confianza.

La asociación también apuesta fuerte por la formación como herramienta de transformación social. A través de cursos, talleres y asesoramiento laboral, se promueven nuevas oportunidades de inserción en el mercado laboral para personas que han estado alejadas del empleo durante mucho tiempo. Junto a ello, se organizan actividades de ocio saludable, encuentros interculturales y proyectos específicos para colectivos como mujeres, mayores o población migrante, buscando siempre fortalecer la inclusión, la autonomía y la cohesión social en un entorno que muchas veces margina en lugar de integrar.

Entre todos estos programas destaca especialmente uno que responde a una de las nuevas caras de la pobreza: la pobreza energética. El proyecto ‘Energía Para Todos, combatiendo la pobreza energética’ nace para aliviar la carga que supone para muchas familias el acceso limitado a servicios energéticos básicos como la electricidad o la calefacción. «Es un problema más común de lo que pensamos. Hay familias que tienen que elegir entre calentar la casa o cenar. Este programa ofrece asesoramiento personalizado para optimizar el consumo energético, ayuda en la gestión de facturas y acceso a bonificaciones o ayudas sociales», comenta Sergio Romero, psicólogo de la asociación. Pero también va más allá, organizando talleres sobre eficiencia energética y promoviendo pequeñas mejoras en las viviendas, como la instalación de burletes o cortinas térmicas que ayudan a conservar la temperatura. La clave está en empoderar a las familias para que puedan hacer un uso responsable y sostenible de la energía, sin renunciar a condiciones de vida dignas. ‘Energía Para Todos’ se ha convertido en un ejemplo de cómo una necesidad urgente puede abordarse desde un enfoque comunitario, educativo y transformador. Y eso es precisamente lo que caracteriza el trabajo de La Casa de Todos: una intervención que pone en el centro a las personas, que no se conforma con tapar agujeros, sino que ofrece oportunidades.

A lo largo de sus quince años de trayectoria, La Casa de Todos ha demostrado que es posible cambiar realidades cuando se trabaja desde el compromiso, la cercanía y la humanidad. En un barrio que a menudo aparece en las estadísticas por sus carencias, esta asociación recuerda cada día que la solidaridad también cuenta, y que, con apoyo mutuo y comunidad, siempre hay espacio para la esperanza.

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