Así nació centro de estimulación precoz «Cristo del Buen Fin»
En el seno de la hermandad del Buen Fin nació la idea de crear un centro destinado al tratamiento de niños nacidos con discapacidad cuyas familias no dispusieran de medios económicos para acudir al tratamiento privado de estimulación precoz, y ello con la finalidad de propiciar el desarrollo y conseguir la integración social de estos niños que, de otra manera, no podrían recibir el tratamiento por no existir en nuestra ciudad, en aquel momento, instituciones que lo prestasen de forma gratuita.
La idea fructificó, y así el día 1 de octubre de 1982 se inauguró el centro de estimulación precoz «Cristo del Buen Fin» que, con fines totalmente altruistas y sin ánimo de lucro alguno, tiene como primera sede la propia sala capitular de la hermandad. Lo que comenzó a funcionar como obra social de la Hermandad se transformó, en poco tiempo y debido a la importancia que iba adquiriendo, en la actual asociación sin ánimo de lucro.
La rápida afluencia de niños para ser tratados, fruto de la insatisfecha necesidad social existente, ha provocado que sus instalaciones se vayan a ampliar notablemente. Estamos ante la obra social por antonomasia de las hermandandes de Sevilla, prolijamente citada en los pregones como ejemplo de labor de caridad. Este centro cuenta con salas específicas destinadas a la Estimulación Precoz, Psicoterapia, Logopedia y Fisioterapia, y Psicomotricidad. Todas estas Salas están dotadas del más moderno material técnico, inclusión hecha de ordenadores de última generación y pantallas táctiles que, mediante la utilización de programas interactivos especialmente diseñados, captan con mayor intensidad la atención del niño, consiguiendo mejores resultados en el tratamiento.
La Estimulación Precoz, encaminada en el campo de la Atención Temprana, es un tratamiento multidisciplinar que pretende, en menores de muy corta edad afectados de plurideficiencias, la rehabilitación de las áreas afectadas (cognitiva, del lenguaje y comunicación, del sistema motor, grueso y fino, de la socialización y autocuidado, etc.). El sistema utilizado consiste en realizar ejercicios para estimular el desarrollo mental, los músculos, los nervios y los sentidos del niño, utilizándose para ello un método que se basa en la capacidad plástica que tiene su cerebro inmaduro para paliar o compensar los efectos de una agresión temprana solicitando, mediante los estímulos apropiados, respuestas adecuadas, siendo fundamental conseguir en el menor un estado receptivo óptimo que facilite la asimilación de los estímulos aplicados con el fin de establecer patrones de conducta cuando éstos estén ausentes o de reforzar los patrones presentes de normalidad cuando sean deficitarios.
Para conseguir estos objetivos, las sesiones de estimulación precoz son preparadas previamente en función de las capacidades del niño y de su evolución, aplicándose en cada caso el tratamiento que se considere más adecuado y dejando constancia escrita de la progresión del niño o de cualquier otro dato de importancia. Una vez que el menor ha dejado de recibir el tratamiento por haber alcanzado la edad correspondiente, se efectúa un seguimiento del mismo, a cuyo fin las Especialistas del Centro les visitan en guarderías y centros de educación especial para comprobar su comportamiento e instruir a los docentes bajo cuya responsabilidad se encuentren.
La hermandad del Buen Fin ha conseguido, con este proyecto que se hizo realidad hace más de 40 años, ayudar a los padres de unos niños que en aquella época no tenían un lugar apropiado donde acudir. Sólo hay que hablar con los padres de esos niños para valorar esta labor que le da pleno sentido a una cofradía de tanta historia y de tanta solera como es la del Buen Fin.