Arranca en Sevilla un servicio de azafatos compuesto por profesionales con discapacidad
Encontrar un trabajo que les permita la independencia económica es una de las principales preocupaciones de los jóvenes españoles. Jesús, Teresa y Antonio, que rondan la treintena, tienen años de experiencia laboral pero aún no un trabajo fijo. Viven en pisos compartidos gracias al programa Timonel de la Asociación Paz y Bien, ya que estos jóvenes tienen además un hándicap que superar: una leve discapacidad intelectual. La meta de los tres es la misma: establecerse por su cuenta.
Historias como las de ellos son la de los trabajadores de la agencia de azafatos y azafatas que la Asociación Paz y Bien ha lanzado estos días. No es un nuevo proyecto, lleva diez años funcionando para eventos internos de la entidad en actos de gran relevancia en la sociedad. Pero es ahora cuando la formación y profesionalidad del equipo está al nivel que exige el sector y, por ello, cuando han decidido ofrecer sus servicios a las empresas.
«Con el Programa Timonel vamos buscando que consigan un empleo y que sean autónomos, pero si no hay una sociedad predispuesta a ellos se lo van a poner más difícil que al resto; porque a lo que a otros no le exigen, a ellos sí. Tienen que demostrar que son mejores que nadie cuando todo el mundo tiene sus dificultades», explica Pepa Romero, presidenta de Paz y Bien. Conscientes de esta realidad, este nuevo proyecto no solo constituye un trampolín laboral para usuarios de la asociación sino que también normaliza lo denominado como discapacidad dentro de la sociedad, contribuyendo a la inclusión.
La ilusión en este proyecto es evidente y el grado de involucración también. La aventura comenzó en 2007 con unas Jornadas de Discapacidad organizadas con la Junta de Andalucía donde participaron seis azafatos con unas indicaciones previas. «Nos felicitaron por aquella experiencia piloto y a partir de ahí seguimos contando con ellos para eventos internos de la asociación», indica Auxi Contreras, del departamento de comunicación de Paz y Bien.
Cuando el pasado año, el servicio de azafatas recibió el I Premio Emprendis de la Fundación Ayesa, Paz y Bien comprendió que aquello era el respaldo que necesitaban para profesionalizar la actividad. En marzo de este año se ha desarrollado unas jornadas de formación para 23 personas, donde 8 de ellas ya contaban con experiencia previa en anteriores eventos.

Teresa Barrios, de 31 años, lleva de azafata en Paz y Bien desde el primer evento que se organizó. Era el primer contacto que tenía con el mundo laboral. En estos diez años ha trabajado como recepcionista, limpiadora, en una residencia de personas mayores y en el catering de una guardería. Su sueño es conseguir un trabajo donde pueda estar en contacto con los niños, para lo que ha realizado un curso de jardín de infancia. Por otro lado, Jesús Burgos, de 32 años, desearía que las prácticas que realiza actualmente en Carrefour como reponedor pudieran convertirse en un trabajo, ya que no es el primer centro comercial en el que ha participado.
A su vez, Antonio Toscano, de 29 años, confiesa que ha meditado largamente en qué sector quisiera terminar y hay una idea que no se quita de la cabeza: «Me gustaría cuidar de otros como los monitores lo han hecho con nosotros en las viviendas tuteladas. Puedo formarme y todo lo que ellos me han enseñado se lo puedo explicar también a quien lo necesite».

Modelo de integración
La profesionalización del servicio de azafatos supone para ellos un empujón más para la independencia y conforma un modelo de inclusión para la sociedad donde demostrar que ellos no son diferentes al resto. «Yo ya estoy ahorrando para el día de mañana», indica Jesús, «llevo mucho tiempo en la asociación y esta es la plataforma que necesito para salir de Paz y Bien, sin perder el contacto. Tengo muchas ganas de conseguir un alquiler y vivir de forma independiente». Él deja claro que este servicio de azafatos es como otro cualquiera y asegura que sacan adelante «con creces el evento que haga falta».
Para cada evento los azafatos asisten a una preparación específica y se acoplan con sus uniformes a la imagen corporativa. «Son versátiles, se adaptan a todo, dan buena imagen y atienden muy bien al público», indica Auxi. «Las empresas pueden confiar en este servicio; quizás piensen que las personas con discapacidad no pueden hacer este trabajo y no es así, lo pueden realizar perfectamente. Llevan muchos años demostrándolo».
Todo aquel interesado en contar con el servicio puede informarse sin compromiso en el teléfono 954414103 o el correo electrónico azafatas@pazbien.org