Álvaro, el pequeño «Félix Rodríguez de la Fuente» de Dos Hermanas

El joven de once años ahorra para ayudar a perros de la asociación Uprodea que necesitan una intervención veterinaria tras la experiencia de adopción de su compañero Lince

El gran amor por los animales de Álvaro, de once años, le viene desde la cuna, pero cuando conoció al que sería su gran compañero, este arrancó en él un torrente de solidaridad que aún continúa. Hace tres años, Nuria y Pedro llevaron a su hijo Álvaro al refugio de perros y gatos que la asociación Uprodea tiene en Dos Hermanas. Buscaban un cachorro que adoptar, pero Lince se cruzó en su camino. «Dio la sensación de que él nos elegía a nosotros», confiesa Nuria. Era un joven y precioso can de tres años, tamaño mediano, pelo suave, largo y marrón, sin raza definida. Se acercó a Álvaro para saludarlo y lo miró con sus ojos verdes, más propios de un felino. y él supo al instante que era quien debía irse a casa con ellos.

Adoptar perros ya adultos no es lo más frecuente. La mayoría de quienes se acercan a una protectora buscan a cachorros a los que educar desde pequeños. Ahora Nuria sabe que hicieron lo correcto viendo la relación tan especial que se ha creado entre Lince y su hijo, y consciente de la necesidad de los perros de salir de los refugios. «El primer día le pusimos de comer, cogió un puñado y se lo llevó aparte, acostumbrado a que los demás perros se lo podían quitar», relata Álvaro a Sevilla Solidaria. «Y si le acercábamos la mano para acariciarle, se encogía asustado». Pero este joven, que ya piensa en ser veterinario de mayor, tuvo paciencia y mucho cariño, y a los pocos días se volvieron inseparables.

Álvaro y Lince durante el confinamiento

Vagaba perdido por las calles, con apenas siete meses de vida, cuando unos vecinos lo recogieron y avisaron a Uprodea, quien lo tuvo en acogida hasta que pudo entrar en el refugio. Entonces no tenía el bonito pelaje con el que lo conoció Álvaro dos años después, y su buena forma física también la fue recuperando poco a poco, mientras buscaban una familia para él. A pesar del cariño de las voluntarias de la asociación, permanecer entre barrotes con otros perros desafiando al frío y el calor, no es la situación ni mucho menos más adecuada. «Parece que vienen a casa sabiendo que es su oportunidad», aporta Nuria, «lo he hablado con otras familias que también han adoptado perros ya adultos y piensan lo mismo, porque los cachorros lo tienen más fácil para salir».

El Félix Rodríguez de la Fuente del colegio

Si ya antes Álvaro era un apasionado de los animales (habían tenido también un perrito que falleció cuando él tenía tres años), desde que Lince está con él está completamente concienciado sobre la necesidad de apoyo a estos. El pasado año abrió su hucha para donar sus ahorros para la intervención de  Wallace, un perro ciego y enfermo acogido por Uprodea que gracias aquello  hoy ya está sano. «Ahora estamos ahorrando para otro que necesita una terapia para las caderas», explica el joven. Además, llevan cada cierto tiempo comida al refugio de Uprodea y este verano le han regalado dos piscinas hinchables para que los acogidos puedan refrescarse del calor.

También, gracias a la pasión con la que habla de la adopción, su profesor organizó una visita de su clase al refugio para concienciar sobre la importancia del respeto animal y organizaron una recogida de alimentos para el refugio de la asociación El Buen Amigo. No por nada le conocen en el colegio como «Félix Rodríguez de la Fuente». No sólo con los perros, también tiene apadrinado con su familia un burrito.

«De mayor quiero tener una casa grande para poder vivir con varios perros, en el refugio los tratan muy bien pero merecen una segunda oportunidad y un hogar, Lince ahora es el rey de la casa», concluye, sonriente.

Quien desee colaborar con Uprodea tanto para adopciones, como para acogida, voluntariado o ayuda económica puede hacerlo a través de su Facebook.

Comentarios