«Acoger a un niño saharaui es una de las mejores cosas que he hecho en mi vida»
Los 36 niños saharauis que han estado este verano en Dos Hermanas, gracias al programa de cooperación «Vacaciones en Paz», ya han vuelto a casa. Los últimos hicieron su maleta el pasado domingo para emprender un largo viaje de retorno hasta el Sáhara, con horas de espera en aeropuertos y otras más en autobús hasta llegar a sus diferentes poblados. «Algunos llegan exhaustos, es un viaje duro pero van contentos», cuenta Sergio Fernández, el presidente de la asociación nazarena Amigos del Pueblo Saharaui, tan sólo unas horas después de haber despedido en el aeropuerto de Sevilla a los últimos niños que han pasado el verano con familias de acogida de Dos Hermanas.
Son menores de entre ocho y doce años, a los que se han sumado también algunos más hasta los catorce, por una prórroga establecida por el propio programa de acogida. De cualquier forma, el total de saharauis que han llegado a la ciudad nazarena en la edición de este 2015 ha sido más que en otros años, por lo que Dos Hermanas se consolida así como uno de los municipios más importantes de la provincia a nivel de acogida y solidaridad con el pueblo saharaui. Aun así, la directiva de la asociación no se conforma y pretende seguir aumentando el número en años venideros hasta conseguir las cifras de antaño, cuando se registraban alrededor de sesenta menores.
En ello juega un papel fundamental el Ayuntamiento de Dos Hermanas, «sensibilizado e implicado» en la causa, que destina en sus presupuestos la partida más importante de cooperación –alrededor de unos 24.000 euros- para los niños saharauis, siendo además uno de los pocos municipios que la mantiene. Esta subvención permite, precisamente, sufragar buena parte de los billetes para traer a los menores así como otras tantas actividades que se han hecho con ellos durante el verano.
«Me cambio la vida»
Satisfecho, Sergio respira ya tranquilo sabiendo que todos los niños han llegado bien a casa. A través de su móvil, reproduce los mensajes de audio que algunos menores han podido enviar a sus familias de acogida comunicándoles que ya están en casa. La tecnología, aunque a trompicones y muy escasa, empieza a llegar al Sáhara y eso ayuda a mantener la comunicación con estos niños durante todo el año.
Aun así, las carencias que sufren estos menores por las duras condiciones de vida que tienen en los campos de refugiados de Tinduf, al suroeste de Argelia, hace que muchos presenten problemas de nutrición y enfermedades de la piel provocados por la falta de higiene. Buena parte de ellos se mejoran con su estancia veraniega en España. «Cuando llegan se les hace una revisión médica, porque muchos tienen los niveles de azúcar o hierro muy bajos. Pero luego, al irse, hay algunos niños que han puesto hasta ocho kilos, se les nota en la cara, el pelo y la piel que han mejorado», cuenta.
Han sido dos meses en los que se han realizado multitud de actividades en grupo, con visitas a la playa, al parque de Bomberos, parques temáticos y acuáticos y una granja-escuela, entre otras. «Para ellos son como unas vacaciones a lo grande, hay niños que lo pasan mal porque se quieren quedar, pero la mayoría están deseando volver con sus familias. Su estancia aquí es muy beneficiosa». También lo es, según reconoce, para las propias familias que acogen a estos menores. «Es una de las mejores cosas que he hecho en mi vida», asegura el presidente de la asociación nazarena que acogió por primera vez hace cinco años a un niño saharaui, al que ha dedicado todos sus veranos desde entonces.
Familias de acogida
Y es que, durante el tiempo que estos menores permanecen en España, el proceso de aprendizaje es mutuo entre el niño y los padres de acogida. «A las familias les aporta otra percepción de la vida, recuperan sentimientos perdidos como compartir tiempo con los demás, aprendes a valorar las cosas de otra manera. A mí me cambió la vida».
En el seno de esta asociación de Dos Hermanas ya están pensando en las «Vacaciones en Paz» de 2016. En enero, el número de familias deben estar ya definido para iniciar todos los trámites, por lo que durante estos meses la directiva trabajará en la promoción y difusión de esta acogida, con rifas, recogidas de alimentos y otros eventos para recaudar fondos. «Diez meses se pasan volando», reconoce Sergio, contento al saber que en menos de un año, los niños saharauis volverán a corretear por las calles de Dos Hermanas.