«Ser creadores de sonrisas para quienes más lo necesitan es algo muy bonito»
Se nota la vocación en los 30 profesionales que atienden a los pacientes en la clínica de la Fundación Odontología Social Luis Séiquer en Sevilla. Y más aún en aquellos que son voluntarios, dentistas que prestan su tiempo para que personas en situación de vulnerabilidad puedan acceder a un tratamiento bucodental.
En el caso de Teresa Farfán, lo supo desde que era una niña. «Mi hermana tuvo un tratamiento largo y siempre iba con ella y me sentaba al lado del doctor», cuenta divertida, ahora con 25 años. Le hipnotizaba el trabajo del odontólogo y aquello decidió su vida profesional. Cuando cursaba el cuarto año de Odontología en la Universidad de Granada pensó que «los conocimientos que teníamos eran muy válidos para colabora como voluntarios». Y fue con esta reflexión con la que dio con la Fundación Odontología Social, lo que le supuso un voluntariado en México de dos semanas durante sus vacaciones de verano.
«Los dentistas atendíamos al menos a 300 personas al día, recuerdo especialmente una mujer que no sabía escribir ni hacer su firma que me agradeció muchísimo que le ayudara con un dolor de muelas», recuerda, «lo feliz que se fue y lo encantada que yo lo hacía». No solo aquella experiencia le sirvió como profesionalmente, ya que, como estudiante en prácticas, estaba acompañada en todo momento de tutores, sino que le caló hondo cuánto se podía hacer por otras personas con el trabajo que más le gustaba.

Aquel voluntariado se desarrolló concretamente en Mérida y Campeche, en brigadas hacia lugares de mayor necesidad, ya que la fundación sevillana tiene una relación estrecha con la Universidad Autónoma de Campeche. De este lugar es originario Juan Silva, también de 25 años, que se decantó por la rama de la salud a los 15 años y pronto descubrió que su pasión era la odontología. No solo eso, desde el comienzo estuvo muy ligado a actividades solidarias, como las brigadas junto a la universidad para acceder a lugares con menos salud. «Por iniciativa propia, con unos compañeros dábamos clases informativas en primarias y educación infantil de comunidades cercanas porque la educación y la enseñanza es prevención», explica a Sevilla Solidaria.
Por eso, no dudó en implicarse en la fundación cuando vino a Sevilla a estudiar el máster de Odontología Familiar y Comunitaria impartido por el doctor Antonio Castaño en la Universidad de Sevilla, y conoció la labor social de éste. Acude como voluntario a la clínica desde marzo de este año, tras el parón en marzo de 2020, cuando tuvo que volver a México por la pandemia. «Me vienen pacientes cabreados, no con uno sino con sus vidas, y se terminan yendo felices», cuenta satisfecho, «piensa que hay gente que no puede sonreír, que no puede comer, y su vida cambia por completo».
Una fundación en expansión
La Fundación Odontología Social atiende en esta clínica a un centenar de personas al día en situación de vulnerabilidad que , a través de convenios con entidades sociales, pueden acceder a un tratamiento al 30 o 40% de su presupuesto. La acogida ha sido tal desde su apertura en 2013, que ya se han extendido a Jerez, a Ceuta y a Melilla con una clínica en el Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes de la Ciudad Autónoma de Melilla (CETI). Pronto abrirán en Huelva y poco a poco en el resto de Andalucía. «La expansión se debe a que hay mucha necesidad no cubierta por la Seguridad Social», cuenta Adela González, gerente de la fundación, «y hacemos posible que tengan una buena salud dental». Una inestimable labor que se desarrolla también en lugares concretos y necesitados a través de unidades móviles, así como en proyectos internacionales como en el que participó Teresa cuando aún era estudiante.

«La gran mayoría de los pacientes son muy agradecidos», cuenta a su vez Teresa, «son también muy vulnerables, vienen en una situación algo crítica, como muchas de las mujeres que vienen víctimas de violencia machista, así que se abren mucho a ti, se sienten cómodos y eso es muy bonito». Teresa destaca los tratamientos multidisciplinares que abarca la clínica y la nulas diferencias con una al uso. «Yo trabajo en el sector privado y es igual de buena e igual de digna», asegura la dentista.
Muchos de los voluntarios de la clínica conocen esta posibilidad a través del Máster de la Universidad, al igual que Juan. «Creemos necesario impartir un carácter social a su aprendizaje, colaborando con nosotros, y algunos de ellos continúan su voluntariado una vez finalizado el máster», indica la gerente. «Ayudar aprendiendo, aprender ayudando», es uno de los lemas de la fundación, que no solo desea implantar un carácter social entre profesionales de ramas sanitarias, sino también usar la educación en talleres para la prevención y la promoción de la salud. A Teresa y Juan, desde luego, les ha calado hasta los huesos esa necesidad de ayudar.