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Voluntario de la ONCE: «La sordoceguera al principio impacta mucho»

Javier Ibáñez acude a su primer día como voluntario en la ONCE, aunque su relación con la sordoceguera comenzó en marzo con los usuarios de Apascide

Parece que Javier Ibáñez lleve un año como intérprete voluntario en el taller de cuero para personas con sordoceguera en la sede de ONCE en Recaredo. Pero es su primer día. Muy cerca de sus ojos, este joven de 21 años le indica con señas a Amparo cómo manejar la tela ya que ésta tiene muy poco resto visual y es completamente sorda.  Poder comunicarse con quienes no oyen le ha llamado la atención desde que era un niño, cuando conoció a un hombre sordo y pensó de inmediato: «puedo saber muchos idiomas pero nunca podré hablar con un persona sorda». Para ponerle remedio decidió aprender lengua de signos. No sabía que se relacionaría años más tarde no sólo con personas que no oían sino que al mismo tiempo tampoco veían.

En la actualidad cursa segundo del ciclo superior de mediación comunicativa. Y su colaboración con ONCE no es su primer voluntariado. Con 16 años acudió a hacer compañía a los «abueletes», como él los llama, de la residencia de ancianos donde trabaja su madre en Bollullos. Y desde marzo de este año es uno más de la gran familia que compone la Asociación Española de Familias de Personas con Sordoceguera, Apascide. «Al principio impacta mucho porque es un sistema de comunicación totalmente diferente, cada persona sordociega es un mundo», cuenta. Pero, pronto comenzó una relación estrecha con cada usuario, con los que no faltan las bromas y los piques, y también con el resto de voluntarios y trabajadores. Este verano ha acudido al campamento de Apascide, con 48 usuarios y 78 voluntarios. «Aquello fue una hermandad», recuerda con cariño.

Javier Ibáñez, en la sede de la ONCE
Javier Ibáñez, en la sede de la ONCE

Y en la ONCE también está dejando huella. «Desprende entusiasmo», revela Adriana Pérez, Jefa del Departamento de Servicios Sociales de la Delegación Territorial de Andalucía, Ceuta y Melilla. «Sé de primera mano que está encantado en el taller de cuero y los afiliados están muy contentos con él», continúa. Además, cada martes, tras su intervención en el taller, Javier acompañará a Carmen y Rocío en autobús hasta sus casas.

Un voluntariado fundamental

Según informa Adriana a Sevilla Solidaria, la ONCE cuenta en la provincia con 78 voluntarios, un total de 138 en el ámbito de la delegación. «Son mujeres y hombres de diferentes edades: desde personas jubiladas que invierten parte de su tiempo a ayudar a otras personas, pasando por estudiantes o personas de mediana edad que actualmente están en activo, pero que dedican un tiempo de sus vidas a esta labor», explica. De hecho, en el taller junto a Javier un hombre de mediana edad también entrega su tiempo. «También mi mujer es voluntaria, ahora mismo está dando un paseo con una señora ciega», aporta.

«La labor de los voluntarios es fundamental para muchas de las personas afiliadas a la ONCE», continúa Adriana. Así, los voluntarios participan en diferentes programas, desde  acompañamientos habituales al médico o al supermercado, a hacer deporte, visitar museos, pasear, leer correspondencia o libros, compartir experiencias laborales y mucho más.

No es necesaria una formación específica o un perfil determinado para ser voluntario de la ONCE, únicamente «tener más de 18 años y querer dedicar tu tiempo a esta labor social». Eso sí, recibirán una formación inicial antes de comenzar.

Cualquier persona interesada puede poner en contacto con la ONCE en su sede de la calle Resolana o en el teléfono 954 90 16 16. También en cada una de las agencias que están repartidas por el ámbito, en el correo electrónico voluntariado@once.es,  o a través del formulario https://minisites.once.es/new/formvol.

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