«Varias personas mueren cada año en Sevilla abandonadas en la calle»

Vecinos de Triana crearon hace 30 años Elige la vida, que atiende tanto a personas sin hogar como aquellas con problemas de drogodependencias

En la sede de la asociación Elige la vida un hombre guarda su abultada maleta en una taquilla. No tiene casa donde dejarla si, durante el día, intenta reconducir su vida con un taller, un curso o, simplemente, para acudir luego a almorzar al comedor de Pagés del Corro, como hacen la mayoría de las personas sin hogar. Un par de perros lo acompañan moviendo el rabo. Mientras, en el despacho las trabajadoras sociales Gema, Aroa y Rocío atienden a otros usuarios que o necesitan una ayuda para salir de la calle o requieren todo el apoyo para superar de una drogodependencia.

Luisa Márquez, presidenta de esta entidad, lleva 15 años en Triana y como el resto de voluntarios se involucra para cambiar esta realidad. El sinhogarismo es una situación sumamente complicada de la que es muy difícil salir. Luisa recuerda con una sonrisa algunos casos, como el de aquel apasionado por la montaña que soñaba alcanzar la cumbre del Everest y no solo consiguió subir a la montaña más alta del mundo sino que logró salir de la calle y montar su propio negocio. Pero es inevitable recordar que no es lo habitual y la presidenta tiene grabado en la mente los fallecidos en la calle sin que apenas se les nombre en los medios ni las instituciones se interesen.

Como ella, 26 voluntarios del barrio acuden a la asociación, con muy diferentes perfiles, aportando cada uno lo que puede. Rafa Díaz, secretario, reconoce que su jubilación le ha dado sobre todo tiempo para poder dedicarle a Elige la vida. «Si queremos cambiar el mundo hay que empezar desde lo más pequeño», asegura, y da la bienvenida a todo el que quiera colaborar: «Encontraremos dónde se sienten cómodos». Así, hay una médico que acompaña a usuarios al hospital, un peluquero que a veces acude a cortar el pelo o varios universitarios -desde estudiantes de arqueología a farmacia- que hacen labor de acompañamiento por las mañanas.

Luisa Márquez nos adentra en todo el trabajo que Elige la Vida realiza en Triana:

—¿Qué programas desarrolláis en la actualidad?

—Además de atender a personas sin hogar y a personas con problemas de adicciones, apoyados por los recursos del barrio, también ayudamos a familias con necesidades. Nos conocen mucho y vienen reclamando cualquier tipo de ayuda, ya sea para la campaña escolar en septiembre, para Reyes, o para una bombona, por ejemplo. Por último, realizamos acciones de prevención entre los más jóvenes.

Una trabajadora social atiende a dos usuarios en el despacho

—¿Cómo es la atención a las personas sin hogar?

—Ofrecemos servicios asistenciales como ducha, desayuno o taquillas; aunque más bien son una excusa para que se sientan cómodos y se planteen otro tipo de objetivos. Queremos que sean participativos y los protagonistas de su propio proceso, por eso hay asambleas semanales y ellos son los que piden tanto actividades aquí como reivindicaciones al ayuntamiento.

—¿Cuál es el perfil ?

—La mayoría son hombres, pero Elige la Vida es uno de los recursos donde más se acogen a mujeres. Quizás porque somos muy abiertos. Admitimos perros, bicis, incluso personas que acaban de consumir. E intentamos realizar actividades pensadas para ellas. Para la mujer vivir en la calle es la exclusión de la exclusión, hay miles de problemas añadimos al «sinhogarismo», como abusos sexuales y prostitución.

Gema García Miquel, Aroa Marín, Rocío Tello y Luisa Márquez posan en la entrada de la sede
Gema García Miquel, Aroa Marín, Rocío Tello y Luisa Márquez

—¿El barrio colabora?

—No nos podemos quejar, también es algo que logramos con la labor de mediación. Tenemos historias bonitas en ese sentido. Vino una vez una vecina quejándose del estado del jardín de al lado. Hablamos con ella y con los usuarios y al final terminaron organizando acciones de limpieza de los parterres vecinos y usuarios codo con codo.

—¿Resaltas alguna historia de estos años?

—Hay de todo tipo. Sufrimos mucho porque todos los años varias personas mueren en la calle abandonadas por los recursos, sin nombre. Historias hay para llorar pero nos motiva que ciertas personas remontan y salen de su situación. Gratificante es la historia de un chico que estaba en la calle bastante mal. Le gustaba mucho la montaña y nos decía que iba a escalar el Everest. Hizo tallares de formación, se mudó y montó un negocio como autónomo para la instalación de placas solares. Y hace dos años nos envió una foto desde la cima del Everest con el logo de Elige la Vida para decirnos que lo había conseguido.

—¿Hace falta más visualización de esta realidad?

—Hay un discurso de odio hacia la gente pobre como si fuera una elección. No saben lo duro que es que no te miren a los ojos y se fijen solo en tus bultos.

—La Federación Liberación expone que hay una gran falta de subvenciones estables a vuestro sector

—Sí, es así. Esta inestabilidad y precariedad consideramos que suponen un maltrato desde la administración. Por suerte, contamos con muchos socios, eventos recaudatorios y con ayudas privadas como la de Obra Social la Caixa.

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