Jóvenes Solidarios

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Una joven quiropráctica sevillana volcada con las mujeres embarazadas más vulnerables

Beatriz Santamaría colabora como voluntaria desde hace siete años con Red Madre Sevilla

Beatriz Santamaría siempre ha sentido muy dentro el impulso por hacer el bien a los demás. La educación sobre el voluntariado en el colegio o los valores inculcados dentro de su familia la empujaron a ello. Por eso, cuando comenzó a trabajar con su hermano como quiropráctica inició una etapa que la cambió para siempre: unos viajes de misión humanitaria tanto a La India como a Brasil que aún continúan cada año en el país asiático. Allí ajusta la columna vertebral de niños y mujeres junto con un grupo de quiroprácticos con una ONG de Calcuta que se dedica a la alfabetización de estas mujeres para que tengan una mayor salida laboral. Una vez allí, no hay tiempo que perder. Al día al menos 200 niños son intervenidos por cada quiropráctico.

Esta acción llena pero aún así tenía otra espinita. «Al final me iba muy lejos pero no hacía nada en mi propia ciudad», confiesa a Sevilla Solidaria tras recibirnos en su centro quiropráctico situado en Los Remedios. Con esa inquietud en la cabeza, hace siete años una de sus pacientes le habló de la Asociación Red Madre, dedicada a apoyar, asesorar y ayudar a la mujer para superar cualquier situación adversa ante un embarazo imprevisto. «Desde que estudiaba la carrera me atraía mucho el mundo de la embarazada y sigo todavía hoy colaborando porque me encanta, creo que todo el mundo debería echar una mano», explico.

Contactó con Teresa Galán, presidenta de Red Madre Sevilla, y tuvo una respuesta inmediata. Sería muy útil para impartir unos talleres a las beneficiarias en el campo que más conoce. «Hablo sobre el embarazo, la pelvis, cómo cuidar la columna vertebral de la mujer y del bebé, y como nos vemos cada mes termina siendo un sitio de reunión para ayudarlas en lo que les surja», explica. Debido a la situación de pandemia, los talleres tuvieron que anularse, pero este 23 de octubre vuelven a reanudarlos, con menos asistentes en cada sesión, eso sí, para poder guardar la distancia de seguridad necesaria.

«Las mujeres nos lo estaban demandando mucho, que continúen los talleres», explica Teresa, «y queríamos hacerlo porque vivir un embarazo sola es muy complicado». A pesar del distanciamiento social y del confinamiento, la asociación se ha mantenido durante todos estos meses en continúo contacto con las embarazadas así como redoblando sus esfuerzo ante la necesidad económica de las familias.

«Todas llegan en una situación súper difícil», aclara Beatriz, quien se termina entendiendo con sus alumnas extranjeras sin conocimientos de español a base de «mímica y mimo». Más de 60 voluntarios como ella están dispuestos a colaborar. Tanto profesionales de distintas ramas en talleres como aquellos dedicados a la atención de la mujer o al aspecto logístico para el reparto de ropa u otros enseres de bebé. Otra actividad muy demandada por los voluntarios es el mercadillo de trajes de flamenca, donde también suele colaborar Beatriz. Este año, por suerte, se adelantó la edición a enero y se pudo celebrar recaudando dinero para sus proyectos antes de que llegara el Estado de Alarma.

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