Jóvenes Solidarios

Con la colaboración de:

«Tienen una discapacidad intelectual pero una inteligencia emocional brutal»

Álvaro Romero, con 22 años, lleva tres acudiendo los domingos como voluntario a Ciudad San Juan de Dios para acompañar a los chicos con discapacidad y sin familia

Álvaro Romero tenía presente desde muy pequeño la necesidad de devolver al mundo la suerte de la que se sentía partícipe por haber nacido en un lugar y una familia privilegiada. El voluntariado era la mejor opción. Tras colaborar con varias entidades, cursando segundo de Ingeniería Industrial inició con unos amigos un proyecto en Ciudad San Juan de Dios, en Alcalá de Guadaíra. Este centro donde prestan educación-asistencial y laboral a personas con discapacidad intelectual gravemente afectada, contaba con la ayuda de la Hospitalidad, pero era la primera vez que gente joven se ofrecía a ayudar.

Después de tres años, cuando Álvaro ya ha cumplido los 22, aquel pequeño grupo cuenta con cerca de 30 jóvenes que se reparten para acudir dos domingos al mes a pasar el tiempo con los niños y adultos del centro. Con música, juegos o, simplemente, una charla, pretenden sacarles de la rutina por unas horas.

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