«Sevilla se vuelca cuando se trata de ayudar a niños»
Fue en 1985 cuando la Duquesa de Alba trasladó a su querida Sevilla la labor que realiza Nuevo Futuro con los niños sin hogar. Este año falta su presidenta de honor pero continúa una admirable tarea que ha dado cobijo y cariño a niños privados de su familia. Hablamos con su presidenta en Sevilla, Mari Pepa de la Serna, convencida de que los sevillanos tienen un corazón de oro, más cuando se trata de ayudar a los más pequeños.
—¿Cuáles son las cifras de Nuevo Futuro en Sevilla?
—Actualmente tenemos cinco hogares que acogen a 48 menores. En estos años hemos atendido a 315 niños, pero todo el esfuerzo que realizamos compensaría aunque solo hubiéramos sacado a flote a uno de ellos. Trabajamos día a día para ofrecerles lo más parecido a un hogar que podemos y les enseñamos a respetar y aceptar a sus padres por encima de todo.
—Lleva en la asociación desde sus comienzos, ¿qué balance hace de estos años?
—Muy positivo. Hay muchas cosas que han cambiado, sobre todo porque se han modificado leyes que nos afectan. Al principio los cuidadores vivían con los niños y ahora tienen que hacer turnos laborales de ocho horas. Antes también podíamos seguir con los niños una vez cumplidos los 18 pero ahora la ley impide que los mayores de edad convivan con menores.
—Sin embargo no pierden el contacto con ellos.
—Muchos de los que se han emancipado nos llaman a menudo y seguimos ayudándoles. Los hay que se han quedado en paro y les echamos un cable con la hipoteca y los gastos de sus hijos.
—¿Qué tipos de niños hay en los hogares de Nuevo Futuro?
—Hay niños de todo tipo, algunos con dificultades psíquicas o físicas, o con problemas contextuales por la situación que han vivido. Nunca hemos dicho que no a un niño.
—¿Que relación tienen con las administraciones?
—Tenemos muy buena relación y comunicación con Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía, que es la administración con la que nos corresponde tratar.
—¿Es Sevilla una ciudad solidaria?
—Es muy solidaria, y se vuelca cuando se trata de ayudar a niños.
—¿Qué esperan del Rastrillo de este año?
—Que se anime la asistencia después de unos años de estancamiento y que se renueve el tipo de público que viene. Es una cita para gente de todas las edades y tiene muchos atractivos.
—Es su principal fuente de ingresos, ¿no barajan otras fórmulas aparte?
—A veces hacemos capeas, conciertos, tómbolas... estamos abiertos a todo. También son muy importantes las donaciones particulares.