Jóvenes Solidarios

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«Se aprende a ser niño y a dar las gracias por lo más mínimo»

Cristina atiende a niños y niñas del Polígono Norte como voluntaria de la Asociación Juvenil Manos Abiertas

Cristina Olmedo no sabía nada sobre el Polígono Norte hasta que a los 15 años su catequista le enseñó junto a otros jóvenes la labor que la Asociación Manos Abiertas realizaba en este barrio sevillano. Ahora, a sus 20 años, los chicos y chicas a los que la asociación ayuda van a buscarla con un abrazo en cuanto la ven. Cristina es una más en los juegos socioeducativos que organizan en las plazas cada sábado y una voluntaria constante en las clases de apoyo escolar las tardes de los lunes y los jueves.

«Se aprende a ser niño, se aprende a jugar y a dar las gracias por lo más mínimo», cuenta Cristina. Esta estudiante de periodismo solo extrae conclusiones positivas de su experiencia, recreándose en la satisfacción de ver a los chavales del barrio que, tras una infancia difícil, apuestan por estudiar y vuelven a la asociación también como monitores, devolviendo de esa forma lo que recibieron.

Este pasado octubre Manos Abiertas celebraba los veinte años aportando esperanza a la infancia del Polígono Norte, una infancia que crece rodeada de paro, escasez y venta de drogas. Un equipo formado exclusivamente por voluntarios atiende en el barrio a niños y niñas de entre 3 y 18 años, la mayoría de la calle Hermano Pablo, la más conflictiva. Allí tienen los brazos abiertos para quien desee colaborar. Y con el veinte aniversario traen también la opción de ayudar como socios a este desapercibido y tan necesario trabajo con los más pequeños y con el futuro de estos.

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