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Voluntario de Cáritas: «Mis alumnos ven el aprendizaje como una necesidad y un tesoro»

Pablo Bernal, de 22 años, da clases de español como voluntario a inmigrantes a través del Proyecto Nazaret de Cáritas

Pablo Bernal descubrió una dura realidad cuando comenzó este verano a colaborar con Cáritas Diocesana de Sevilla en el Proyecto Nazaret dando clases de español a inmigrantes. Sabía la difícil situación que viven los alumnos a los que iba a conocer, pero hasta que no se le pone cara y nombre a una historia no se empatiza lo suficiente. «Algunos de ellos tienen grandes cicatrices, en la cara, o en verano se las ves en los brazos y en las piernas, por lo que han pasado en el viaje. Piensa cómo estarán allí para que lo arriesguen todo para venir y ganar algo de dinero para mandárselo a sus familias», explica a Sevilla Solidaria tras una de sus clases de los miércoles.

Pablo, de 22 años, estudió Traducción e Interpretación y desde hace cuatro años da clases de inglés en academias, un trabajo que no tiene nada que ver con lo que vive en Proyecto Nazaret. «Mis alumnos en Cáritas ven el aprendizaje como un tesoro y en otros ámbitos de enseñanza es un lastre o una obligación», asegura. Por eso mismo este voluntario cuenta que continuamente está recibiendo el agradecimientos por parte de los asistentes a Proyecto Nazaret, ya sea por una corrección o simplemente por aparecer allí a ayudarles. Pablo destaca de ellos el ímpetu por aprender y también el esfuerzo por hacer que tanto el profesor como los demás compañeros se sientan acogidos. «Creo que quiere hacer sentir a los demás lo que quieren para ellos mismos», reflexiona.

En Proyecto Nazaret, Cáritas ofrece formación a personas inmigrantes en situación de vulnerabilidad. Pablo da clases de español de Nivel 1 junto a otros cuatro profesores -uno para cada día de lunes a viernes-, pero también hay profesores voluntarios para otros niveles de inglés, de matemáticas, de preparación para la ESA... o de formación laboral, como clases de cocina orientadas a que puedan trabajar en la hostelería.

Pero la acción del Departamento de Migraciones de Cáritas es integral y, además de formación, ofrece acogida residencias en viviendas semituteladas así como atención y acompañamiento educativo, social, jurídico y psicológico, según la necesidad. Esto sin entrar en las acciones de promoción e inserción de personas migrantes que realizan desde distintas Cáritas parroquiales.

 

Joseph tiene 22 años y es de Argelia. Casi, de 21 años, es marfileño. Los dos llevan poco más de un año en España. Todos los alumnos de Pablo son de países africanos, la gran mayoría hombres y muchos de ellos de edades parecidas a las de su profesor. Comparten experiencias con él cuando acaba la lección y cogen el autobús juntos a la salida. «Uno de ellos me contó que vino a España por una piedra enorme en el riñón y cataratas que no podían operar en su país. Pasó muchísimo para llegar. También otro chico sufrió persecución, disparos incluso, y desgarros que le dejaron dos meses en el hospital. Son historias muy duras. Este voluntariado te hace despojarte de muchos prejuicios», indica.

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