Llevar la diversión al aire libre a niños que viven en la cárcel
Muchas de las madres de los niños a los que Cristina Rodríguez saca a pasear y a jugar los domingos son tan jóvenes como ella, poco más de 20 años. Pero a las primeras la vida les ha llevado por otro camino. Madres e hijos pasan sus días en un centro penitenciario ya que la ley les permite tenerlos con ellas hasta que estos cumplen 3 años. Voluntarias como Cristina regalan a los pequeños días de diversión al aire libre, en otro entorno alejado de celdas y horarios. «El voluntariado me ha dado la oportunidad de eliminar prejuicios, porque simplemente son mujeres que han vivido otras situaciones», explica Cristina a Sevilla Solidaria. Cerca de 40 voluntarios participan en el programa Kostka de la Fundación Padre Garralda – Horizontes Abiertos , patrocinado este año por la Fundación Unicaja, para que los niños de la cárcel de Alcalá de Guadaíra y el CIS también sean niños.

Cristina recuerda perfectamente el primer día que acudió al voluntariado, hace tres años cuando estudiaba Educación Infantil y animada por una compañera. Llevaron a los niños al Parque del Alamillo, donde montaron en los columpios y jugaron en el césped. «Ese niño que daba sus primeros pasos en tu primera salida luego ves cómo se va con su madre; el voluntariado engancha». Y así lo refleja su entusiasmo cuando habla de cada niño, cuando selecciona ropa donada en la sede de la fundación junto a otra voluntaria, Marta Juan, según los gustos de cada uno de ellos. Y también es evidente su implicación cuando las dos se toman su tiempo para elegir un juguete que regalar a uno de estos pequeños que celebra el miércoles próximo su cumpleaños.


«Ves ya la alegría en el niño cuando lo sacas, su sonrisa, y sabes que ha merecido dedicar tu domingo a ellos», confiesa. Cada grupo de voluntarios participa en salidas domingos alternos, organiza cumpleaños de los niños o actividades puntuales en el módulo de madres y realiza de forma trimestral salidas conjuntas de niños y madres. Pero la actividad más esperada es el campamento de verano. «En mi primer campamento una madre me dijo: 'muchas gracias porque nos tratáis como personas´», recuerda Cristina aún sobrecogida. Así la relación con las madres se estrecha y entienden más cómo son sus hijos.
Su compañera Marta también destaca los campamentos. «Los voluntarios nos hermanamos más pero también conocemos más a las madres, además estás 24 horas con los niños y conoces la relación con su madre, es muy gratificante, y ves cómo crece y mejora de un año para otro». Ella es educadora social y estudia Trabajo Social. Tanto Carmen como Marta han enganchado al voluntariado a otros amigos.

Lo único que le pesa a Carmen es no saber de los niños una vez que salen. Pero para la vida fuera de la cárcel la Fundación Padre Garralda prepara a las madres, en busca de la reinserción social. «Tenemos otro proyecto llamado Gárate, que organiza talleres en los centros penitenciarios», explica Carmen López-Fando, secretaria de la fundación. «En la cárcel de Alcalá dos grupos de voluntarias ofrecen un taller dos veces a la semana para madres e hijos sobre la relación afectiva o técnicas de juegos», explica.

En el CIS de madres los talleres están más enfocados al mundo laboral: sobre leer y escribir, apoyo ortográfico, informática, costura, de peluquería... «Sirven también como acompañamiento emocional a las internas, ya que la que importa el taller de costura es una psicóloga, por ejemplo», aporta Carmen. También están presentes en el CIS de hombres donde un profesor de dibujo de la Universidad de Sevilla imparte un taller de dibujo técnico a los internos.
En total cerca de 100 personas, de todas las edades, echan una mano de forma voluntaria a la fundación Padre Garralda. Quien quiera colaborar tanto como voluntario en las salidas como en los talleres en los centros penitenciarios, solo tienen que ponerse en contacto con ellos a través del correo electrónico sevilla@horizontesabiertos.org.