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Erika (Paz y Bien): “Aunque parezca que haces poco, los niños nos lo agradecen todo”

Animada por su madre, Erika comenzó a hacer voluntariado en la Asociación Paz y Bien hace dos años

Erika Pérez es voluntaria de la Asociación Paz y Bien, donde trabaja su madre y le animó a colaborar. Durante el verano, la voluntaria estuvo en un campamento en Galaroza con los usuarios del centro, una experiencia que define como “muy gratificante” porque “aunque parezca que haces poco, los niños lo agradecen todo”.

Estudiante del curso de auxiliar de enfermería, empezó a hacer voluntariado hace unos años. “Me gustó tanto y me sentí tan bien conmigo misma que quise seguir haciendo otros voluntariados”, explica. Entonces, Erika comenzó a acudir a Paz y Bien tres veces a la semana para ayudar a los niños con discapacidad en los talleres.

“Lo que más me llena es sentir que puedo hacer algo bueno por los demás, sentir que he ayudado a las personas y que estoy haciendo algo bueno con mi vida”, asegura la voluntaria. Erika anima a otros jóvenes como ella a hacer voluntariado “sin pensárselo dos veces” porque es una experiencia “muy gratificante”.

Más de cuarenta años de trayectoria

La Asociación Paz y Bien nació en Sevilla en 1979 como una entidad privada, sin ánimo de lucro, dedicada a la integración, defensa y promoción de los intereses de las personas con discapacidad intelectual o en situación de exclusión social. Desde 1998 también atiende a menores en situación de desamparo y adolescentes con dificultades de inserción socio-laboral.

La Asociación Paz y Bien presta servicios a más de 720 personas –distribuidas en 36 centros ubicados en Sevilla, Huelva y Quezaltepeque (Guatemala)-, que cuentan con la aportación de más de 310 profesionales y más de 100 personas voluntarias. Su objetivo es ofrecer un servicio de calidad y responder a las necesidades y expectativas vitales de las personas usuarias.

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