«Mi familia tiene un negocio de hostelería y los presidentes de la Asociación iban mucho por allí. Mi padre un día me propuso conocerles y desde entonces mi vida cambió por completo. Empecé a ir unos días para probar y en cuanto vi la labor social que hacían, no me lo pensé dos veces, decidí formar parte de Danza Mobile. Ya son ocho años como voluntario aquí», asegura David de la Cerda lleva voluntario en la Asociación Compañía Danza Mobile.

Diversidad. Arte. Participación social. Inserción laboral. Son algunas de las piezas fundamentales de un puzle que Danza Mobile se propuso armar en 1995 a través de un proyecto con el que crear un espacio en el que se uniesen el mundo de las artes y el de la discapacidad. Un trabajo común entre profesionales de ambos sectores con el que contribuir al proceso creativo, social y personal de las personas con discapacidad.

«Creo que todo el mundo debería aportar su granito de arena a la sociedad, todos somos capaces. Hacer voluntariado es una experiencia que todo el mundo deberíamos vivir. Ver que hay personas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad y que les puedes ayudar es algo único que a día de hoy no lo cambiaría por nada», señala de la Cerda.

Con el paso de los años Danza Mobile se ha convertido en un proyecto integral y transversal en el que se han trazado varias líneas de trabajo: participación social, formación, creación artística y gestión cultural, orientado todo al desarrollo de un proyecto global. Una carrera de fondo para conseguir contribuir a la mejora en la calidad de vida de las personas con discapacidad, ofreciéndoles actividades alternativas dentro del ámbito artístico.

«Animo a todo aquel que nunca haya hecho voluntariado que lo haga, le aseguro que no se va a arrepentir. Esta experiencia se puede compaginar con el día a día y lo que te enriquece a nivel personal es inexplicable», concluye David.